Todos los años las tradiciones navideñas se repiten, pero tradición es también que haya personas capaces de reinventarlas, de encontrar nuevas maneras de dar vida a lo de siempre.
Eso es precisamente lo que ocurre en Boal con las mujeres que forman parte de la iniciativa Tejiendo Boal, impulsada por la asociación cultural Fórum Boal 3000. No es la primera vez que su trabajo llama la atención: en 2019 ya dejaron huella con la creación de un gran árbol de Navidad de ganchillo, elaborado a partir de más de un millar de pequeñas piezas tejidas a mano. Este año, sin embargo, han dado un paso más y han trasladado su creatividad al belén, confeccionando un conjunto de figuras que convierten la escena navideña en un auténtico retrato del concejo, lleno de detalles y referencias locales. Un belén que se ha ganado, por méritos propios, un lugar destacado entre los más originales de Asturias. Todo aquel que quiera visitarlo puede hacerlo en el lavadero de la propia villa, situado en la capital del concejo y símbolo, además, del pasado indiano de la localidad.
Más sostenible
Esta forma de entender la Navidad y de apostar por lo propio es también una declaración de intenciones. Así lo explica Verónica Bermúdez, de Fórum Boal 3000, quien subraya que “en la vorágine urbanita y consumista de luces led que acecha a todo el territorio, en Fórum apostamos por diferenciarnos con iniciativas que parten de nuestra identidad, fortalecen la comunidad, generan resiliencia y son más sostenibles”
El belén está formado por figuras que han sido tejidas a mano y que son también un homenaje a esas mujeres que durante años han sido emblemáticas en la vida del concejo, como es el caso de las “carameleiras” de Armal, que iban con sus dulces vendiéndolos en las distintas fiestas del concejo.
En la memoria de muchas personas continúa el sabor dulce de aquellos caramelos, que eran un lujo en tiempos en los que la abundancia no reinaba en las casas. Al lado del portal, justo donde los Reyes Magos han llegado con sus camellos —auténtica fantasía—, una colmena cuelga de un árbol y las abejas andan como locas haciendo su miel. Pocas formas habrá más bonitas de rendir homenaje a un pueblo y a sus tradiciones que convirtiéndolo en belén y colocándolo en este espacio que es, por sí mismo, centro neurálgico de la villa.
En el belén navideño se han representado lugares de la propia villa que ya no existen y que, con el paso del tiempo, se han transformado en otros. Es el caso de “os cabildros”, que era una zona de venta de productos locales. La buena memoria de quienes conocieron Boal en otros tiempos y las fotografías antiguas han servido para dar forma a este precioso belén que rinde homenaje a un pueblo en el que el movimiento asociativo y vecinal siempre ha sido su sello de referencia. De hecho, en el año 2014 Boal recibió el Premio Princesa de Asturias por su movimiento asociativo y vecinal.
Miel y venera
La ropa tendida secando al sol, las mujeres lavando en el agua del propio lavadero —que, con ingenio, ha pasado a formar parte de la recreación—, las ovejas en los prados, las hortalizas en los huertos, las pastoras que llevan miel de Boal al portal o venera (el postre más tradicional del concejo) y, sobre todo, la belleza de todas las piezas que, una a una, fueron tejiendo con esmero y cariño las mujeres en sus casas, hacen que todo el trabajo haya merecido la pena. El belén navideño reposa en una enorme plancha sobre el agua y el murmullo del agua del propio lavadero lo convierte en un espacio aún más especial.
No hay más que acercarse al pueblo para poder disfrutarlo, la visita es gratuita y puede disfrutarse durante todas las fiestas en un entorno que se ha convertido en un lugar que recoge la magia de la Navidad y la del movimiento vecinal, demostrando que no hay red más fuerte que la de quienes tienen ganas e ilusión por dar vida a sus pueblos.