La decisión del Ayuntamiento de Gijón de cerrar el Museo Nicanor Piñole ha encendido una tormenta política, social y cultural sin precedentes en la ciudad. El Gobierno local —formado por Foro, PP y una edil tránsfuga de Vox, bajo la alcaldía de Carmen Moriyón— planea trasladar las obras del pintor gijonés al Palacio de Revillagigedo, propiedad de la Fundación Cajastur, mientras se construye una nueva sede del museo en el futuro complejo cultural de Tabacalera, en Cimavilla.
El edificio actual, en la plaza de Europa, pasaría a albergar la Oficina de Políticas de Igualdad. Pero la decisión ha generado un rechazo transversal: la comisión que tutela el legado de Piñole, el Consejo de Asociaciones de Mujeres, la oposición municipal y ahora también la ciudadanía organizada han exigido al Gobierno local que rectifique.
La comisión advierte de un “incumplimiento” de la donación
Los miembros de la comisión del Museo Nicanor Piñole, encargados de velar por el cumplimiento de las condiciones del legado de Enriqueta Ceñal, viuda del pintor, alertan de que el cierre “contravendría la cláusula de permanencia” establecida en la donación y podría derivar en la pérdida del patrimonio para Gijón.
La donación se formalizó bajo la exigencia de que el museo mantuviera carácter permanente y que las obras no expuestas permanecieran en el propio edificio, con condiciones adecuadas de conservación y seguridad. “Una exposición temporal no es un museo”, subrayan los albaceas, que advierten además de que el Museo de Bellas Artes de Asturias y el Reina Sofía podrían reclamar las obras prestadas si el equipamiento deja de existir como tal. El testamento de Ceñal establece que, en caso de incumplimiento, el legado sería transferido al Ayuntamiento de Oviedo, y si este no lo aceptara, a la Fundación Princesa de Asturias.
El Consejo de Mujeres desmiente el aval al traslado
El Consejo de Asociaciones de Mujeres de Gijón, órgano consultivo del movimiento feminista local, ha publicado un comunicado en el que niega haber avalado el traslado de la Oficina de Igualdad al edificio del museo y recalca que la decisión “es únicamente política y responsabilidad de la alcaldesa”.
Aunque reconocen la urgencia de un nuevo espacio para la Oficina —que en 2024 atendió a más de 1.200 mujeres—, el Consejo considera que el Museo Piñole “no reúne las condiciones adecuadas” para albergar los servicios y el crecimiento que exige la Ordenanza Municipal de Igualdad aprobada en 2023.
“No hemos tomado parte”, dicen las asociaciones
“No hemos tomado parte en la decisión de cerrar el museo ni en el destino del edificio”, recuerdan las asociaciones, que insisten en que la ubicación más idónea sería El Humedal (Casa Rosada) o los antiguos juzgados de Prendes Pando, lugares comprometidos por anteriores gobiernos.
El movimiento feminista gijonés reclama “coherencia y ambición” al Ayuntamiento para buscar un espacio propio y duradero, advirtiendo de que “no basta con presentar un bonito plano”.
PSOE e IU acusan al Gobierno de “desmantelar lo público”
El PSOE de Gijón ha calificado la operación como un “desmantelamiento” del patrimonio cultural y acusa a la alcaldesa de ser “la primera desde la democracia en cerrar un museo público”. Su portavoz, Carmen Eva Pérez Ordieres, denuncia la falta de transparencia y considera “incomprensible” clausurar el museo antes de que la nueva sede esté construida.
“Se trata de un triple incumplimiento”, señala Pérez Ordieres, “con las asociaciones de mujeres, con la viuda del pintor y con la ciudadanía, que ve cómo se empobrece la vida cultural de la ciudad”.
Izquierda Unida ha calificado la decisión de “irresponsabilidad”, recordando que el museo forma parte de la Red de Museos Municipales y es un “referente cultural y educativo” para varias generaciones de gijoneses.
La ciudadanía toma la palabra: “¡Piñole sí, cierre no!”
El conflicto ha terminado por extenderse a la calle. En un manifiesto ciudadano firmado por vecinas y vecinos de Gijón, los firmantes expresan su rechazo frontal al cierre del museo y piden al Gobierno local que “escuche, recapacite y desista” de una decisión “injustificada y temeraria”. “No entendemos cuál es la urgencia para desalojar al museo de su sede actual”, señalan. “No aceptamos que se desmantele sin justificación un servicio público cultural y educativo de primer orden”.
El manifiesto alerta también del riesgo de trasladar el patrimonio público a un edificio privado, como el Revillagigedo, y denuncia que “el patrimonio gijonés no puede ser un juguete a disposición de caprichos y decisiones unilaterales”. “Piñole sí, cierre no”, claman las asociaciones vecinales.
Un cierre sin calendario ni consenso
Pese al rechazo generalizado, el Ayuntamiento ha incluido en los presupuestos de 2026 la partida necesaria para iniciar el traslado. Sin embargo, las obras del nuevo museo en Tabacalera aún no han sido adjudicadas, y su finalización antes de 2027 parece poco probable.
Mientras la oposición, la comisión del legado, las asociaciones de mujeres y la ciudadanía reclaman que el museo permanezca abierto hasta que exista una nueva sede, el Gobierno local insiste en seguir adelante.