El investigador usa la bioinformática (combinación de ordenadores, algoritmos matemáticos y estadística) para resolver problemas biológicos en las plantas. Con ello pretende mejorar la productividad del olivo y conocer mejor sus alérgenos, colabora en el estudio de la tolerancia de los cítricos a la salinización, y, cómo no, desarrolla los algoritmos necesarios para estos estudios.