“¡Bendito sea el Santo. Bendito sea!”, hace su llamamiento el jazán, y la congregación, iluminada, responde: “¡Bendito sea el Santo, Bendito por siempre!”. Ya acabada la Shajatit matutina por los muy religiosos judíos, es cuando se está en disposición de irse hasta Gaza para emprender la heroica tarea de asesinar a niños palestinos mediante el muy piadoso método de dejarles morir de hambre. ¡Malditos sean esos criminales, malditos por siempre!, responde el Ojo a esa hipócritas jaculatorias. Son esas bestias feroces, dispuestas a disparar contra hombres, mujeres y niños que sólo buscan un plato de sopa para acallar el rugido de sus tripas vacías, dirigidos por el criminal Netanyahu, aplaudidos por una ciudadanía pasiva y cómplice, mientras en lontananza el salvaje Donald Trump apoya la devastación con armas y más armas. Ojalá que las denuncias de dos ONG israelís, B’Tselem y Médicos por los Derechos Humanos, conocidas ayer, signifiquen, por fin, el despertar de una ciudadanía hasta ahora ciega ante el horror.
Bien sabe el Ojo que se repite como aquellos artilugios del pleistoceno que se llamaban discos rayados. Pero no le importa. Está harto y furioso. Así que sigue y sigue. ¿Ante esta barbarie, qué hace Europa, la democrática Europa, la civilizada Europa, la educada Europa, la liberal Europa? Nada. Protestar con boquita de piñón, sois malos, muy malos, les susurran a los judíos, mientras son incapaces de tomar medidas enérgicas para acabar con aquella tragedia, hoy tan próxima ante nuestros ojos, perplejos ante tanta crueldad. “La gente en Gaza no está ni viva ni muerta, son cadáveres andantes”, nos contaba Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Y mientras mueren una media de 28 niños al día en la franja y, según los informes, más de 17.000 niños ya han perdido la vida en la actual guerra en el asediado enclave palestino, según contó Catherine Russell, la directora ejecutiva de UNICEF en su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la UNRWA tiene 6.000 camiones cargados de suministros médicos en Jordania y Egipto esperando el permiso para entrar, y que Netanyahu, así se pudra en el infierno, se niega a conceder. Hay datos terroríficos fáciles de buscar.
Tanta miseria moral, tanta provocación, tendrá en algún momento, desgraciadamente, la reacción desesperada de los comandos de Hamás. Terrorismo, diremos. Y sí, seguramente será terrorismo y lo condenaremos. ¿Pero cómo definimos entonces los bombardeos de zonas civiles, hospitales y escuelas, los disparos a quemarropa, el genocidio de todo un pueblo, más de 75.000 muertos? Terrorismo de Estado, dice el Ojo y pide para sus ejecutores la mayor condena posible y la cárcel más oscura. Y lo hace con rabia. Siempre se ha dicho, quizá como excusa de la villanía en muchos, que la ciudadanía, no sólo la alemana o austriaca, pero también, habría actuado de otra forma contra Hitler si hubiera visto las imágenes terribles de los judíos hambrientos, exhaustos, puro hueso y piel, en los campos de exterminio de Dachau o Treblinka. Pues bien, ahora lo están viendo en el campo de exterminio de Gaza. Hagan el favor de no apartar la vista.
Ya no son momentos de buenas palabras y gestos diplomáticos. El Reino Unido, Alemania y Francia han exigido a Israel esta última semana el fin de la “catástrofe humanitaria” en Gaza, un alto el fuego inmediato, la entrega de los rehenes y el fin de las restricciones a la llegada de ayuda a Gaza. Y alguno, como Francia, reconocerá al estado palestino, cosas todas ellas que ya hizo Pedro Sánchez, qué le vamos a hacer, con meses de antelación. Parole, parole, parole. La gravedad de la situación –¿acaso no ven esas espaldas huesudas de los niños de tres años, las costillas pegadas a la piel, su cara cadavérica, sus madres llorando, su inmenso dolor comiéndonos a todos nosotros los higadillos?– exige medidas proporcionadas a la brutalidad israelí: ruptura de relaciones, sanciones multimillonarias, expulsión de cualquier organismo mundial y, por supuesto, boicot absoluto a la venta o compra de armas que vaya o provenga de los genocidas. Al tiempo, plantarle cara a Trump, como no hizo el domingo la inane Von der Leyen, sumisa ante el déspota naranja, sólo la mente para firmar un acuerdo espantoso sobre aranceles, pleitesía al gran amo, que la pasta es lo único que les interesa. ¡Qué oportunidad, tener delante al capo de la mafia para espetarle, porque tú eres, así, por aproximación, la presidenta de Europa, es usted un canalla que no sólo permite sino que alimenta las matanzas en Gaza, con ese odioso y vergonzante proyecto de un resort en la franja, estatua de oro de su figura incluida! ¿Demasiado en un mundo interdependiente, que el vuelo de una mariposa en Soria puede inundar la costa tailandesa? Quizá, pero entiendan la desesperación y la angustia. Hagan algo importante y eficiente. Pero ya.
Bien. Ommmmmmmmmmmmmmmm, que todos los lectores saben de las aficiones dhármicas del Ojo. Respiren hondo, que ahora vamos a sumergirnos en las procelosas aguas (coaparición o colocación se llama esta figura según los filólogos) de este nuestro país. Por lo pronto, y para empezar fuerte, constatar, a pelo, que el debilitamiento de la mayoría de apoyo al gobierno de Pedro Sánchez es obvio y manifiesto, tan grande como alguno de los saurópodos. Véase el último traspiés, con Junts, Podemos y BNG votando contra el decreto sobre el apagón, para resumir su enunciado. Pocas bromas, que son demasiados votos contra la exigüidad del PSOE. A los sospechosos habituales, PP y VOX, ni se les menciona, que nunca, jamás, esperen de ellos una cierta altura de miras, incluso de esa formación que dice representar a los españoles moderados, a la gente de bien. Feijóo, como ya hicieran Aznar, Rajoy o Casado se encarga por sí solo de desmentir tal honestidad, lucha sin cuartel contra el enemigo, allá se apañen los españolitos de a pie de solucionar sus problemas, que nosotros no estamos para tales bobadas. Lo nuestro es la carroña y la sangre. A degüello. ¿España? Ya la arreglaremos cuando gobernemos nosotros, que prometió el ínclito Cristóbal Montoro, antes o durante el proceso de presuntamente meterse los millones de euros en la buchaca. Será, claro, a su peculiar manera, como ya hemos visto, y siempre al servicio exprés de los que pasen por caja, que nadie regala duros a peseta.
Habrá más sustos en agosto, que nadie lo dude, pero será en septiembre cuando la reanudación de la política oficializada, apertura de las Cortes y demás, nos traiga las batallas habituales. ¿Necesita Sánchez repensar sus políticas, quizás su manera de relacionarse con sus socios, a pesar del autoincienso de ayer? Seguro que sí. Incluso hay quien cree que se necesita un buen meneo del Gobierno, con nombres de más peso político de los hoy sentados en la mesa del Consejo. Quizá lo primero que tenga que evaluar es cómo van a comportarse esos apoyos externos en los próximos meses. De Junts es difícil esperar otra cosa que no sea el tobogán habitual, desgracia sin solución mientras el partido esté en manos de un personaje tan atrabiliario como Carles Puigdemont, voy y vengo y por el camino me entretengo. Por cierto, y puestos a exigir cambios, ¿no podríamos mandar de vacaciones -o al infierno, tanto da- a la diputada Miriam Nogueras, rival en caradura y grosería del inefable Tellado? Así que habrá que afinar mucho y jugar al día a día, hoy viene nublado y me pongo el impermeable, mañana lucirá el sol y me vestiré de guayabera. Un trabajo cansino y agotador, pero es lo que hay.
Decíamos que Sánchez deberá pensarse muy en serio qué hacer en los próximos meses, pero quizá ese mismo esfuerzo haya que pedírselo a los líderes de Podemos, digamos Belarra, Montero e Iglesias. ¿Han decidido ya que no es no, y siempre, así me ofrezcan la luna, vamos a votar en contra del Gobierno, que tanto nos da que gobiernen los socialistas que PP y Vox, todos ellos siervos miserables del capitalismo depredador? Nosotros a lo nuestro, que es sacar una miseria de diputados, o ¿acaso creen que los votantes van a recompensar con camiones de votos su trabajo de zapa para derribar a Sánchez en estrecha colaboración, buscada o no buscada, con Feijóo y Abascal? Allá el país y los ciudadanos, que a pureza de sangre no nos gana nadie y el que venga detrás que arree. ¿Tiene el Gobierno alguien, en el PSOE, en Sumar o fuera del campo, capaz de negociar con estos jóvenes tan airados? ¿Es posible revertir esta oposición a muerte, tal y como la proclaman ellos mismos? Pues que busquen a esa joya con un candil, como hacía Diógenes de Sinope. Y ojalá la encuentren, que la desunión es mortal.
Ya se puede exigir al gobierno de coalición una cadena sólida de mejoras sociales, que evidentemente todo se estrellará en el Congreso si no se cuenta con esos votos de Junts y de Podemos. Pero aun así, Sánchez y Yolanda Díaz deben intentarlo y hacer bandera de ello. Que sean los otros quienes echen atrás esas mejoras para la ciudadanía. A Junts, esa derecha apadrinada por las grandes patronales catalanas, poco se les va a pedir. Veamos si Podemos aguanta el tirón de cargarse al único gobierno de izquierdas de Europa. Así que visto lo visto, Sánchez deberá armar un artefacto gobernante que pueda surfear las olas gigantescas a las que se va a enfrentar en los próximos meses. Recordemos: Cerdán, Ábalos, Koldo; jueces y más jueces en pie de guerra, algunos incluso en comando de combate como los marines que acabaron con Bin Laden; un PP –Vox no cuenta, son simplemente las tinieblas del posfascismo- con el bazuca siempre dispuesto, la ignominia y el fango como única arma política; el tren de la risa de Puigdemont y, sí, claro, no se nos olvidan esos medios de comunicación bochornosos en una guerra sin cuartel contra Sánchez. Y ahora, además, Podemos.
Se puede estar tan fuerte como un roble, pero no tener los votos para poner en marcha las reformas que significarían el último impulso de cara a un electorado progresista es un elemento que cualquier político debe tener muy en cuenta. ¿De verdad hay capacidad para sacar adelante los Presupuestos, tal y como prometió ayer un voluntarioso Sánchez? Y de no conseguirlo, ¿podrán gobernar sin ellos, avanzando palmo a palmo, hasta 2027?
Un dolor de muelas. Y no hay analgésico adecuado.
Adenda. Sabido y recomentado el caso de la mentirosa Noelia Núñez, brillantísima contertulia a partir de ahora de las emisoras de Mediaset, siempre pendientes del talento rompedor. Ardo en deseos de escuchar sus muy ponderados análisis, enriquecidos sin duda por sus muchos cursos universitarios. ¡Es todo tan ridículo, y a la vez tan grosero! ¡Qué absurda necesidad de engordar tu currículum con risibles carreras de universidades sin el menor prestigio académico, que reparten títulos inútiles según la cuenta corriente del alumno o digamos con más propiedad, de sus papás! Mejor nos iría si esta sociedad valorara de igual forma un oficio que una licenciatura. Y si los gobiernos soltaran la misma pasta para crear licenciados en Empresariales o estudiantes en Escuelas de Negocios que técnicos en Sistemas Microinformáticos y Redes en Informática o de Grado Superior de Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en una buena Escuela de Formación Profesional. Piketty y Sandel, en Igualdad, hablan de ello e incluso encuentran que sería una buena manera de que la clase media dejara de considerarse inferior, porque no lo es, por supuesto, a la que accede a la universidad, previo pago en las privadas de un aporte de dinero descomunal. ¿Habrá así menos jóvenes ultraderechistas, resentidos por su situación? Interesante disquisición.
En septiembre, si todavía existe el mundo, volveremos a vernos. Buen agosto.