LOS 32 FUTBOLISTAS CANARIOS DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA

José Pérez: el soldado desconocido (1941)

Reaparición en Lisboa de la selección española tras la guerra civil. Ante Portugal, forman todos los convocados: Quincoces, Campanal, Rovira, Echevarría, Ipiña, José Pérez, Oceja, Jorge, Mieza (de pie); Gorostiza, Campos, Escolá, Epi, Germán y Gabilondo.

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Biografía

BiografíaJosé Pérez García (1911-1971) nació en Arrecife (Lanzarote), se formó en el Arenal de Las Palmas de Gran Canaria y destacó en el Real Victoria. Fichado por el Hércules de Alicante en 1934, fue uno de los artífices del ascenso del equipo levantino a la máxima categoría. Se mantuvo en la entidad durante ocho años, aunque el paréntesis de la guerra civil le restó continuidad, pese a lo que tiene el honor de ser el único futbolista que, militando en el Hércules, ha sido internacional absoluto con España. Su última temporada en la élite, la 42/43, la jugó con el Granada, para retirarse del fútbol activo en el Marino de Las Palmas. Falleció en 1971.

El soldado desconocido

El soldado desconocidoJosé Pérez García es el único futbolista que, vistiendo la camiseta del Hércules de Alicante, ha disputado un partido con la selección española de fútbol. Y también es el único jugador nacido en Lanzarote que ha adquirido la condición de internacional absoluto. Eso debería bastarle para ser reconocido al menos en su isla natal o en el club al que dio sus mejores años. Sin embargo, casi cuarenta años después de su muerte, su figura pasa desapercibida, muy a tono con el carácter sencillo que le definió a lo largo de su trayectoria deportiva. Y muy a tono también con la mala suerte que le persiguió en vida, sobre todo cuando estaba llamado a protagonizar páginas gloriosas en el fútbol nacional. Su debut con la selección española, en el que a la postre sería su única aparición como internacional, es el perfecto resumen de su carrera.

Casi dos años después de haber acabado la guerra civil española –y con casi toda Europa asolada por la II Guerra Mundial– las opciones de disputar confrontaciones internacionales eran escasas. Reanudadas las competiciones domésticas, España encontró la posibilidad de disputar dos encuentros amistosos frente a la selección de Portugal, un país amigo en manos de la dictadura fascista de Antonio de Oliveira Salazar. El primer de ellos tiene lugar el 12 de enero de 1941 en el embarrado campo de Las Salesias (Lisboa). El nuevo seleccionador nacional, Eduardo Teus, confía la portería a José Pérez, el guardameta del Hércules, con el que ascendió a Primera División antes de la guerra y que ha cuajado dos excelentes temporadas en la máxima categoría… aunque ha flojeado algo en los meses previos al compromiso ante los lusos.

El reto no es fácil. Ocupar la portería española supone sustituir a un mito: Ricardo Zamora, el dueño del portal durante 16 años, desde el debut de la selección española en los Juegos de Amberes en 1920 hasta el estallido de la guerra civil en 1936. De Zamora se recordaba entonces –y aún se recuerda ahora, ya avanzado el siglo XXI– su última parada, esa mano imposible junto al poste izquierdo que evitaba el empate de Escolá (FC Barcelona) en el último minuto de la final de la Copa del España de 1936. José Pérez afrontó el reto y cumplió con un notable… mientras pudo. Así, mantiene su portal a cero pese a que “España es castigada con tres golpes francos peligrosos”. Y a los 31 minutos también resuelve un error de Oceja “arrojándose valientemente a los pies de Mourao”.

Dos minutos después llega la acción que marcó su debut internacional y, quizás, su trayectoria deportiva, cuando, según cuenta Mundo Deportivo, “Pérez vuelve a salvar un tanto que parecía machacado (sic). Se tira con arrojo a los pies de Pireza, que resulta contusionado y debe ser sustituido. Minutos después es Echevarría (Athletic) el que se coloca bajo la puerta española porque Pérez se queja de agudos dolores en el hombro izquierdo y la espalda”. En realidad, sufrió una importante lesión en un ojo. Una semana después vuelve a jugar en Mestalla ante el Valencia, pero está obligado a parar. Y ya no volverá a los terrenos de juego hasta la temporada siguiente, aunque nunca recuperaría la totalidad de la visión. Así, dos meses después, en la devolución de visita de los lusos, en San Mamés, el seleccionador no puede contar con Pérez.

Y España, tras utilizar cuatro porteros diferentes en sus tres primeros choques internacionales de la posguerra, encontró al fin en Martorell (Español) un arquero que tuviera cierta continuidad, antes de que Ignacio Eizaguirre se adueñara del puesto durante más de un lustro. Para el guardameta canario, había pasado su oportunidad. Pero antes de debutar en la selección española, José Pérez García debió recorrer un duro camino desde su nacimiento en Lanzarote el 24 de marzo de 1911 (aunque otras fuentes sitúan su nacimiento en Puerto de la Cruz, lo que puede ser una errata porque desde muy joven se radicó en el Puerto de la Luz). Apodado El Chorro, se forma como futbolista en el Arenal y destaca en el Real Victoria, que en los años treinta disputa dos eliminatorias de la Copa de España ante el Español de Barcelona y frente al Athletic de Madrid. En ambos casos tuvo que jugar como local en la Península y para medirse a los colchoneros eligió la ciudad de Alicante.

Allí es observado por los técnicos del Hércules, a los que convence por su estilo sobrio, sin alardes. No se trata de un guardameta espectacular, pero sí es decidido y muy valiente en una época en la que los porteros tenían mucho menos protección que en la actualidad y eran constantes los choques violentos con los delanteros, muy pocas veces castigados con foul. El Hércules, que ha aprovechado la ampliación de la categoría (de diez a 24 equipos, repartidos en tres grupos) para ascender a Segunda División en esa campaña 34/35 se hace con sus servicios. Y rápidamente se adueña de la portería de la escuadra dirigida por Suárez de Begoña, que termina como líder de su grupo. En la liguilla de ascenso, Pérez suma actuaciones determinantes, como en el decisivo partido ante el Celta de Vigo, disputado en la última jornada, un 28 de abril de 1935, en el que se culmina el salto de los alicantinos a la máxima categoría gracias a una mínima victoria (1-0) en el campo de Bardín.

Los minutos finales, con el guardameta canario parando los constantes ataques del Celta, convierten a Pérez en una referencia para los aficionados, que quedan asombrados con el rendimiento que el portero canario ofrece el curso siguiente, en el estreno de los alicantinos en la máxima categoría. El guardameta debuta en Primera División un 10 de noviembre de 1935 en el campo de Bardín ante el Madrid de Quincoces, Pedro Regueiro, Luis Regueiro, Lecue, Emilín y el goleador Sañudo, el único que logra batirle para dar el triunfo (0-1) al que era, junto al Athletic de Bilbao, el mejor equipo del país. Pérez juega los 17 primeros partidos y sólo cede su puesto al grancanario Betancor en las jornadas finales, con el equipo en la sexta plaza y lejos de cualquier amenaza de descenso.

Por el camino, el guardameta canario, que sólo recibe 28 goles (el tercero menos batido de la competición, cuando es relevado), firma actuaciones sobresalientes y lleva al Hércules a sumar siete victorias seguidas en Bardín tras la derrota inicial frente al Madrid. Alguna de ellas tan brillantes como las logradas por 1-0 ante el futuro campeón, un Athletic de Bilbao que ese día presentó una delantera de lujo (Elices, Iraragorri, Bata, Gárate y Gorostiza) que no pudo con Pérez. Y tampoco fue batido por el Oviedo del romperredes Isidro Lángara, que cayó también por 1-0. Ya en la Copa de España, otra vez con Pérez como titular, el Hércules avanza hasta las semifinales tras eliminar a Sevilla y Zaragoza… para caer en las semifinales frente al futuro campeón, el Madrid del mítico Ricardo Zamora, considerado el mejor portero del mundo.

Acabada la temporada, con José Pérez convertido en el guardameta revelación, estalla la Guerra Civil española. Son tres años de parón en el mejor momento de su carrera deportiva. El Hércules no participa en la Copa de España de 1939 (en la que sólo toman parte los equipos de la zona liberada), pero Pérez retoma la actividad con el inicio de la Liga 39/40. El conjunto levantino ha perdido a muchos jugadores durante la guerra, incluyendo a su técnico, Suárez de Begoña, asesinado en la carretera de Busot (Alicante). Sin embargo, apoyado en su guardameta, se convierte en la sorpresa del curso. Y se llega a colocar líder tras golear al Zaragoza (5-1) y al Atlético Aviación (4-1), futuro campeón. Pérez firma actuaciones sobresalientes y sale imbatido ante el Barça en Les Corts (0-0) o de la vista del Athletic de Bilbao (1-0) a Bardín.

Y reserva su mejor actuación para la penúltima jornada, cuando el Hércules gana (0-1) en Chamartín al Real Madrid, dejando para la historia una valiente salida a los pies del goleador madridista Manuel Alday cuando el gol parecía inevitable. También el Madrid “estuvo a punto de conseguir el empate en un tiro de Dindurra, cerca del final, que Pérez detuvo en una de las estiradas más certeras y geniales que hemos presenciado”, escribe Juan Deportista en ABC. El influyente periodista apunta sobre el canario que, junto a sus dos zagueros, “constituyó un baluarte casi inexpugnable”. Y finalmente reclama que “el seleccionador nacional se los lleve al equipo representativo como una entidad perfectamente homogénea y la mejor preparada”. El Hércules acaba sexto y es el segundo equipo menos batido de la competición (a pesar de que su suplente, el también canario Betancor, recibe cuatro goles ante el Betis en uno de los dos únicos partidos que jugó).

La temporada 40/41 no es tan buena ni para el Hércules ni para su portero. Suprimidos por el franquismo los campeonatos regionales que se celebraban como aperitivo de la competición nacional, la Liga empieza en septiembre (y no en noviembre-diciembre, como hasta ahora) y los alicantinos sufren algunos descalabros importantes. En la segunda jornada, el Real Madrid se toma la revancha del curso anterior y le hace una manita (5-3) en Chamartín con un hat trick de Alday. Y en el plazo de una semana, Pérez recibe dos goleadas escandalosas en las vistas a Zaragoza (7-0) y Sevilla (8-3). Sin embargo, los cronistas le consideran “el mejor jugador del equipo visitante, evitando que la derrota fuera aún mayor”.

Y así, cuando se interrumpe la Liga por el compromiso internacional, poco importa que el Hércules sea penúltimo y Pérez sea el tercer portero más batido del campeonato. Eduardo Teus, el seleccionador nacional (fallecido veinte años después en San Mamés, durante un Athletic-Real Madrid, cuando cubría la información para el periódico Ya y cayó desplomado en la tribuna de prensa), confía en el canario y le da la titularidad en Las Salesias ante Portugal. Ahí, ya se ha dicho, cuando apuntaba hacia una actuación notable y había salvado varios goles, llegó el choque con el luso Pireza y la lesión en el ojo. Volvió a jugar la semana siguiente, pero no veía bien. Y después llegó la larga inactividad. Y en el curso 41/42 conoció primero la suplencia… y luego el descenso.

Pese a todo, el Granada le ficha para la temporada 42/43, con el ex seleccionador Paco Bru como técnico. Y en Los Cármenes recupera su mejor versión. Y aunque pierde momentáneamente el puesto tras una severa goleada (7-1) en el Metropolitano ante el Atlético Aviación, una brillante actuación ante el Madrid en Chamartín en la penúltima jornada hace que Bru confíe en sus servicios para afrontar la decisiva promoción ante el Valladolid en Las Corts (Barcelona), resuelta a favor de los andaluces (2-0). Después de una década en la Península, Pérez regresa a Gran Canaria para jugar en el Marino y el Real Victoria, los dos principales conjuntos insulares, antes de desvincularse del fútbol.

 

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