Derrota en Villarreal: a peor la mejoría

Entrega de Aitor Sanz durante el Villarreal B-Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Carnaval de Día en Santa Cruz vale como coartada para no haber sufrido esta especie de partido del CD Tenerife en Villarreal. Visto este 1-0 doloroso, valía la pena la ausencia, tal es el grado de descomposición, sin rumbo conocido y solo cerca del objetivo de la simple permanencia. Lo de este domingo en La Cerámica –tras autoexpulsarse Ángel antes del descanso con una entrada destemplada, ejemplo de la frustración– se asemeja a un punto final a la estancia de Garitano gracias a una rendición incondicional de cualquier valor con el que pudiera aspirar a otra cosa.

En otro partido, con otro rendimiento, lo de Ángel obraría como un estímulo para buscar los puntos, o uno al menos, a la heroica. Nada más lejos, el Tenerife acabó por perder la cita porque antes de encajar al gol de Álex Forés ya había perdido los factores diferenciales, luego de otro once revolucionado del técnico, que cambió a los cuatro atacantes. Como si el problema actual de este Tenerife naciera de estos o aquellos elementos.

Perdió el Tenerife con esta propuesta renovada –Waldo, a pierna cambiada, y Teto en los costados, Roberto López de enganche, arriba Ángel– porque lo único que le podía rentar eran pelotas a la velocidad del extremeño para llegar franco al área buscando una asociación con los delanteros. Algo así quiso en la primera media hora, pero cuando ganó una carrera se lio en el pase, cuando le asomó una asistencia de tacón, pilló a Medrano en fuera de juego y cuando quiso pegarla lejana no fue entre los palos.

Y empezó también a perder este duelo de necesitados apostando por un partido a campo abierto del que salió lastimado, abocado al pelotazo para salvar líneas, como si hubiera olvidado que Enric Gallego andaba entonces en el banco. La consecuencia primera fue lo de Ángel, una pierna al defensa en pos de una pelota al área –otra más– a la que no llegaba por la descoordinación entre el quiero y el puedo.

Con la expulsión consumada, restaban diez minutos hasta el descanso, a los que el Tenerife sobrevivió sin daños añadidos. Porque la fiabilidad de León y Spicic era suficiente, porque Ontiveros no era el jugador definitivo de otras veces y porque el Villarreal está donde está por algo. Aunque hoy ganó con la vuelta de Altimira desde el primer equipo, le sobra dinamismo al equipo de Miguel Álvarez y le escasea el remate.

La vuelta del entreacto no trajo un cambio de piezas como uno de posiciones que solo abundó en el desconcierto que roló hasta el despropósito final. Garitano tiró a Corredera al flanco diestro, dejó a Teto en el siniestro y mantuvo a Roberto por delante de Waldo, ahora delantero centro circunstancial. De postre, el Tenerife se desalambró alargando las líneas para verse jugando a campo abierto con un rival que no se creía este choque de puertas abiertas que le regalaron.

Sin cambios a la vista, el Tenerife perdió el sitio y la fortaleza en los duelos, un presagio del gol de Fores, resolviendo en el área chica la asistencia desde la línea de puerta de Carlo. Incapaz de negar lo uno y tapar lo otro, al remate de Forés llegó a destiempo Medrano, con su tiro habilitado, Sipcic tratando de interponerse en la trayectoria y Mellot defendiendo bajo el larguero junto a Soriano.

Que los movimientos de Garitano llegaran como respuesta a los de Álvarez o al propio gol del Villarreal no es noticia. Sin Ángel no entendió la pausa como momento para mudanzas. Así que, con los suyos noqueados, solo justo tras el gol compareció Enric Gallego, aunque tan plano estaba el Tenerife que lo suyo fue tapar con falta alguna salida local, no casarse con Bodiger en algo parecido a una ocasión y ganarse una amarilla por un tortazo en lo que se arrancaba con el balón.

Y diez minutos tras el 1-0, Sergio y Rahmani pisaron el escenario en la lista de cambios estériles. El Tenerife volvió al doble pivote y Rahmani anduvo por la banda de Teto, no hay otra constancia de su aportación. De últimas, Bodiger y este Luismi Cruz igual de perdido que el resto, sin otra anotación que una patada sobrante premiada con la amarilla que le hará cumplir ciclo ante el Eldense: sin Ángel y sin Luismi, como poco.

Fue la media hora tras el tanto groguet una faena sin cualidades, de esas excepcionales –salpicadas por las amonestaciones habituales entre la desolación– que anuncian una estación de término para el entrenador cuando los argumentos se agotan y el descrédito esconde toda esperanza de redención. El fútbol conoce de resurrecciones más inverosímiles, pero este Tenerife de febrero –mutado en seis meses de candidato al ascenso a decepción sin excusas– tendrá que convenir que del agotamiento actual solo se sale con otro discurso y otras maneras.

(1) VILLARREAL B: Iker Álvarez; Altimira, Lekovic, Espigares, Tasende; Ontiveros (Rodrigo Alonso, m.80), Carlo (Aitor Gelardo, min. 89), Del Moral, Romero (Thiago Geralnik, m.61); Collado (Jorge Pascual, m.46) y Álex Forés (Requena, m.89).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, José León, Medrano; Aitor Sanz (Rahmani, m.67), Álex Corredera (Bodiger, m.80); Teto (Sergio González, m. 67), Roberto López (Luismi Cruz, min. 80), Waldo (Enric Gallego, m.58); y Ángel.

GOL: Álex Forés (m.57).

ÁRBITRO: Alejandro Quintero González (Comité Andaluz). Expulsó con roja directa al visitante Ángel (m.34). Amonestó a Tasende (m.27), Ontiveros (m.67) y Reque (en el banquillo, m.33); y a Waldo (m.38), Sipcic (m.64), Sergio González (m.75), Enric Gallego (m.79), Luismi (m.90) y Mellot (m.90+5) por el Tenerife.

INCIDENCIAS: Partido de la vigésimo sexta jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) disputado en el estadio La Cerámica ante 1.141 espectadores, unos cuarenta de ellos seguidores del CD Tenerife.

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