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El Tenerife allana el camino hacia el ascenso del Eibar

Enric Gallego conduce ante un jugador del Eibar

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El último compromiso de la Liga contra uno de sus tres dominadores confirmó las limitaciones del Tenerife para manejarse en el cara a cara con los grandes y allanó el camino del ascenso del Eibar, todavía sin confirmar a una jornada vista. El talento de Stoichkov y una falta mal defendida provocaron el 2-0 final. La actuación de Soriano explica que el Tenerife no acabara goleado. Y los cambios en el once descubrieron que el grupo de Ramis –obligado a ganar al Cartagena para ser cuarto por sí mismo– no llegará a los cruces por el ascenso en su mejor momento.

La derrota de este sábado en Ipurua, por previsible, reveló las limitaciones actuales del equipo. Más allá de la genialidad de Stoichkov para romper el empate y de un desajuste impropio antes del remate de Chema Rodríguez, el Tenerife concedió ocasiones francas tras otras, no igualó el nivel dando cancha a los suplentes y no aprovechó las ocasiones que tuvo para asimilarse al Eibar, antes de caerse en un último tercio frustrante en todas las líneas. Salvo Soriano, claro, que cuando no evita derrotas, impide al menos el bochorno.

Y eso que los blanquiazules aguantaron sin heridas un cuarto de hora inicial furioso del Eibar, tan distinto a sus dos citas de este curso en el Helidoro, cuando se resguardó demasiado vista la calidad que muestra en el césped y esconde en el banquillo. Ahora, cuando las tablas no le servían, se entregó a un juego desenfrenado, proyectando a los laterales para buscar en el área a Fran Sol o a los llegados de la segunda línea como jugando por dentro con la imaginación de Edu Expósito o Stoiochov.

El arrebato de los locales le dio para sumar una y otra vez caídas del balón al área, pero en la muestra de que el Eibar tiene solistas para atacar cualquier registro, el gol terminó llegando de una mezcla perfecta entre el juego combinativo y la imaginación de Stoichkov para inventarse dos gestos definitivos en lo que cuatro rivales trataban de negarle la conducción. Antes, un cambio de dirección sutil para dejar clavado a Moore y adentrarse, ya solo, en el área. Después un tiro con el interior para abrirse ángulo en lo que Soriano le achicaba la perspectiva.

El 1-0 de Stoichov tuvo un arsa propio de su repertorio. Puso en ventaja al Eibar, pero no bloqueó al Tenerife, que casi a la vuelta (m.21) mal respondió con una buena pelota puesta a la boca del área por Pomares y no acertó a rematar Mario. Y languideciendo el acto inicial, ahora sí acertó Mario a enganchar en otro balón parecido. Enganchar, enganchó. Lo que resultó fue un tiro pifiado que cogió vuelto alto, una demostración de que los delanteros buenos saltan a buenísimos tantas menos ocasiones necesitan para acertar.

Tuvo capacidad el Tenerife para golpear, pero entre tanto sufrió la capacidad del Eibar para hacerlo en todas las suertes. Algo parecido a lo de Girona, mas agravado por la versatilidad de la plantilla de Garicano. Tiene todos los puestos de campo doblados y y en la abundancia, lo que casi nadie: futbolistas que le pegan por dentro desde fuera del área (hoy Corpas) con la capacidad de obligar a la respuesta del portero.

De vuelta de la pausa, el Eibar se desagalló de nuevo a la caza de la puntilla. Ramis había aprovechado el entreacto para un triple cambio que dio un punto solitario de competitividad (Mellot, incluso a pierna cambiada), un regreso para pensar en un playoff con más combustible (Bermejo) y una evidencia de que algunos trenes solo pasan una vez para subirse a tiempo (Michel). Con menos margen también regresó Nahuel, más fresco de piernas como escondido cuando juega tirado a una banda y sin sitio para hacerlo a campo abierto.

Sin la sincronía de los titulares, el partido se arrumbó a la sentencia del Eibar en lo que el Tenerife se fue desconectando, un mar de malas elecciones para sacarla jugada, una esterilidad desconocida para que a Gallego le llegara un balón digno de una definición. Soriano fue de milagro en milagro –un trío de apariciones ante Fran Sol y Corpas– pero lo dejaron vendido en la definitiva de Chema, cuando ganó la espalda a un Aitor a media máquina.

Siendo que nunca es triste la verdad, lo que no tiene –escribió Serrat– es remedio. En Eibar, no necesitaba tanto un éxito el Tenerife como demostrarse capaz de afrontar la exigencia de un partido de altura sin desabrochar sus líneas ni retratar sus carencias de primavera. Exigido también en la última jornada, le queda una bala postrera para llegar a las reválidas de junio con cara de aspirante convencido.

(2) SD EIBAR:  Cantero; Correa, Venancio, Chema Rodríguez, Toño; Sielva (Atienza, m.45), Sergio Álvarez; Corpas (Aketxe, m.89), Edu Expósito (Tejero, m.89), Stoichkov (Rahmani, m.75); y Fran Sol (Llorente, m.75).

(0) CD TENERIFE: Soriano, Moore, Sipcic, José León, Pomares (Mellot, m.46); Mollejo (Bermejo, m.46), Sergio (Aitor Sanz, m.71), Alex Corredera (Michel, m.46), Rubén Díez; Mario (Nahuel, m.68) y Enric Gallego.

ÁRBITRO: Rubén Ávalos Barrera (Comité catalán). Amonestó a Expósito (m.57) y a los visitantes Enric Gallego (m.28), Sipcic (m.30) y Nahuel (m.68).

GOLES: 1-0 (m.19) Stoichkov. 2-0 (m.84) Chema Rodríguez.

INCIDENCIAS: Partido de la 41ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio de Ipurua (lleno) ante 7.135 espectadores, de los que unos 400 eran seguidores del Tenerife.

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