El Tenerife no consigue pasar del empate frente al campeón de Segunda
El CD Tenerife logró un meritorio empate al tutear en muchas fases del encuentro a un líder Levante, que también demostró con creces las credenciales que le han aupado ya a la Primera División.
La presencia en el recinto capitalino del aventajado líder ya intimidaba para augurar que la tarea que se le avecinaba al Tenerife no resultaría nada fácil, todo lo contrario, el cuadro levantino supuso un duro escollo para el tinerfeño de casi asegurar la promoción.
No obstante, el cuadro chicharrero no se dejó amedrentar por la aureola levantina, y de hecho dispuso de dos magníficas ocasiones al inicio del encuentro, pero ambas fueron anuladas por milimétricos fueras de juego de los delanteros tinerfeños, aunque Oier, en el minuto dieciocho, estuvo muy certero en un mano a mano con Lozano
Esta ocasión envalentonó a un Tenerife que se erigió en claro dominador en cuanto a posesión del balón, pero sin llegar a hostigar lo suficiente a un rival que, en ningún momento, perdió ni la compostura ni su afianzada posición sobre el terreno de juego, principalmente en defensa aunque sin casi mordiente en ataque.
De esta manera casi que transcurrieron los últimos veinte minutos de juego de esta primera parte, en los que lo único destacado fue un claro derribo de Lozano dentro del área por parte de uno de los centrales levantinos, sin que el colegiado estimase punible la entrada, concluyendo así un animada primera parte.
Tras la reanudación el Levante salió con mucho más convencimiento, ímpetu que sólo le duró el primer cuarto de hora de juego, puesto que después los blanquiazules lograron nivelar la puja.
Este nuevo contexto sobre el terreno de juego propició un encuentro más abierto para ambos, con mucha más vocación ofensiva con el claro propósito de marcar un primer gol con el que encarrilar la contienda, arduo propósito ante la carencia de disparos a puerta.
Rubén García, en el minuto treinta y nueve, deshizo esta ofuscación en ataque con un disparo que lamió el poste de Dani, y a renglón seguido, fue Lozano el que lanzó a la base del poste de Oier, mientras que en los instantes finales fue la cruceta levantina la que impidió que el disparo de Cristo otorgara el triunfo a los locales.
