Alemania entre la guerra y la economía

Esto días pasados han sido de alarma en el Norte de Alemania por las inundaciones producidas por las altas marejadas del mar del Norte y las lluvias que han sepultado bajo agua a varias ciudades y regiones. Al mismo tiempo, a nivel político las estadísticas señalan una caída en picado del prestigio del gobierno “semáforo” (Verdes, amarillos liberales  y socialdemócratas) y una subida de las derechas, tanto la extrema derecha de AfD como de la consevadora CDU/CSU. La izquierda Die Linke pierde votos y no se come una rosca.

Activistas ecologistas alarmados por los anunciados como imparables cambios climáticos rociaron con pintura naranja la fachada del Audimax de la Universidad de Hamburgo el pasado lunes por la mañana. También desplegaron una pancarta que decía “Última generación antes de los puntos de inflexión”. La policía emitió un aviso policial y tomó los datos personales de los autores, dos hombres. El año pasado, los eco-activistas ya habían ocupado el Audimax, que con 1157 asientos es la mayor sala de conferencias de la Universidad de Hamburgo, y también lo habían rociado con pintura. El Auditorium Maximum es llamada cariñosamente Audimax por los estudiantes, y así quedó bautizada.

En la investigación de los sistemas terrestres, un punto o elemento de inflexión es un componente a gran escala del clima o, dicho de otra manera, un componente del Sistema Terrestre que puede pasar a un nuevo estado incluso por influencias menores externas, cuando ha llegado a “un punto de inflexión”, tales cambios pueden ser bruscos e irreversibles. O sea, sin marcha atrás.

Alemania está considerada la cuarta mayor economía mundial por PIB, después de EE.UU., China y Japón, y muy por delante de otras economías de la zona euro como Francia, Italia y España o incluso de gigantes económicos como La India. También es el Estado miembro más poblado de la Unión Europea, con más de 84 millones de habitantes. Popularmente, Alemania era conocida como la locomotora económica de Europa. 

Pero Alemania no siempre ha estado en una posición privilegiada o de fuerza. A finales de los 90 y principios de los 2000, Alemania, en pleno proceso de absorción de las consecuencias de la reunificación del país, era conocida como el enfermo económico de Europa. Sin embargo, como resurgió con fuerza y cambió de manera notable su posición geoeconómica, se permitió jugar un papel determinante en la crisis de deuda soberana de la zona euro. Así, cuando países como Grecia, Portugal, Irlanda o Chipre perdieron acceso a los mercados financieros, Alemania se encontró en una posición de fuerza para marcar en gran medida las condiciones económicas que debían cumplir estos Estados miembros a cambio de recibir los fondos públicos necesarios para cubrir sus necesidades brutas de financiación. Era la época de la Democristiana Angela Merkel, no tan angélica como su nombre para los países “pobres” (?) de Europa que se sintieron estrangulados.

De esas aguas vienen estos lodos

De hecho, teniendo en cuenta los datos de crecimiento de PIB del último trimestre de 2022 así como del primer trimestre de 2023, se dice que Alemania ha entrado ya en recesión técnica (un país entra en recesión técnica cuando acumula al menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB), lo que contrasta con otros grandes Estados miembros de la zona euro. El peso pesado de la economía alemana sobre el conjunto de la zona euro ha empujado a la propia zona euro a la recesión. Asimismo, según el World Economic Outlook de Primavera del FMI, Alemania será la única economía de la Unión Europea cuyo PIB presentará una tasa de crecimiento negativa en este año 2023. 

Pero junto con las aguas que inundan el Norte de Alemania, tenemos las aguas pestíferas político-económicas que embarran el clima cívico y político, ya que el gobierno “Semáforo” parece teñir de negro sus temblorosas lámparas, así como han acordado mayoritariamente en el domesticado parlamento Bundestag una línea nada liberal, nada ecológica y nada social ni democrática, sin llegar al extremo negro de la CDU/CSU cuyo jefe de filas pretende obligar a todos los ciudadanos con doble nacionalidad (alemán-árabe, alemán-hispano, etc) a prestar juramento reconociendo el derecho a la existencia del estado de Israel o quitarles el pasaporte alemán.

No parece el único fango o lodo en que chapotea el actual gobierno germano, pues han regresado al uso de la (ayer) endemoniada energía atómica con consentimiento “verde”, pero se niegan a firmar una ley a nivel Europeo ya que el liberal (?) FDP y ministro de Justicia Marco Buschmann la bloquea. El no firmar tal Ley dejará manos libres, según acusan las feministas, a los violadores y abusadores sexuales. 

Al mismo tiempo el señor Scholz que se niega a dar informaciones sobre la dinamita o explosión que acabó con el suministro de gas ruso a Alemania, este señor visita a diversos países con predicas belicistas antiarábicas, disfrazadas de un pretendido defender a los judios del antisemitismo. Y es sospechoso que no da información sobre los gaseoductos cuya explosión, según algunos expertos, fue consecuencia directa de la “advertencia” pública del presidente Biden sobre el peligro de dependencia rusa. Ahora Alemania es dependiente del “aliado” americano y compra más caro el gas de origen americano o de Saudi Arabia o la India (que es gas ruso importado y revendido más caro). Y al mismo tiempo, recordemos que la exportación de armas de Alemania es un negocio multimillonario como ningún otro. Y que en ninguna medida la exportación de armas tiene que ver con seguridad propia o de los clientes y sí mucho más con ganancias monetarias, aunque algunas monedas y billetes se manchen de sangre.

Entre el ir de la comedia a la tragedia que pagamos

Poco después de que Rusia iniciara su ofensiva contra Ucrania, la Unión Europea tomó la histórica decisión de utilizar recursos de un fondo relativamente nuevo, conocido como Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, para respaldar al Gobierno de Kiev. Era la primera vez que se utilizaba tal dinero “pacífico” para suministrar armas letales a un tercer país. Desde entonces, unos 3.600 millones de euros de fondos colectivos de la UE se han destinado al Ejército ucraniano, aunque administrado primero por un corrupto Ministro de Defensa que embolsaba en su cartera grandes cantidades y luego por el Zelensky. Las contribuciones al Fondo de Apoyo a la Paz Europeo se calculan en función de la producción económica de cada país, siendo Alemania el que tiene el mayor producto interior bruto de la UE. Si no fuera trágico habría que pensar en una comedia burlesca que se desarrolla y paga con el dinero de los europeos, aunque el guión esté escrito por autores del Imperio británico o del americano.

Y lo que es más importante, el Fondo de Paz Europeo también puede utilizarse para reembolsar a los Estados miembros la ayuda que hayan enviado individualmente a Ucrania. Por ejemplo, el gobierno ultraconservador que todavía rige Polonia, uno de los mayores patrocinadores e instigadores militares de Ucrania, ha dicho que pedirá fondos de la UE para cubrir el coste de los tanques Leopard 2 que Varsovia enviará a Kiev.          

El Gobierno alemán expidió en el primer trimestre del año 2023 autorizaciones individuales (a empresas capitalistas, claro) para la exportación de armamento por valor de 2.400 millones de euros, frente a 2.880 millones un año atrás, según datos provisionales publicados por el Ministerio de Economía. Del total autorizado, 1.250 millones de euros corresponden a armas de guerra y 1.190 millones a otro tipo de armamento, precisó el comunicado gubernamental alemán. La mayor parte, 2.180 millones de euros, corresponde a licencias para países socios cercanos, así como para el apoyo a Ucrania en su autodefensa contra la guerra de agresión rusa, que el año pasado 2022 sumó más de dos mil millones, por lo que un enfadado Putin, en sus pasadas conversaciones con el gobierno de Turquía sobre intercambios de prisioneros y otros asuntos, expresó sus protestas.

Guerra del Estado: Israel contra el pueblo palestino

Cinco días después del ataque a Israel por parte del grupo islamista Hamás, el canciller Olaf Scholz (SPD) aseguró a Israel su pleno apoyo en una declaración gubernamental el jueves 12 de octubre de 2023. “Israel tiene derecho, en virtud del derecho internacional, a defenderse y a defender a sus ciudadanos del bárbaro ataque”, subrayó Scholz al comienzo de su discurso, al que siguió un debate en el Bundestag sobre la situación en Israel y las consecuencias para la política alemana en Oriente Próximo. No se habló de los bombardeos y víctimas palestinas.

El Canciller Scholz dijo: Hay que restablecer la seguridad. Sólo hay “un lugar para Alemania en este momento, el lugar al lado de Israel. Volvió a referirse a la seguridad de Israel como la razón de ser de Alemania. La historia alemana y la responsabilidad derivada del Holocausto hacen que sea una ”tarea eterna defender la existencia y la seguridad del Estado de Israel“.

En relación con esa curiosa “razón de ser” de Alemania, Scholz saludó una propuesta de resolución conjunta (20/8736) de los grupos parlamentarios de coalición SPD, Bündnis 90/Die Grünen y FDP, así como del grupo parlamentario CDU/CSU, que el Bundestag aprobó posteriormente por unanimidad. En él, los diputados abogan también, entre otras cosas, por “conceder a Israel plena solidaridad y todo el apoyo”. Se trata de “señales importantes y necesarias”.

La genuflexión es la acción de doblar una rodilla, o ambas, hacia el suelo, generalmente en señal de reverencia, acatamiento, sumisión o adoración. Así se podría decir desde el plano literario que va entre la comedia y la tragedia que el Bundestag “se dejó caer con laboriosas genuflexiones sobre el terreno mojado, la mirada vuelta hacia Israel y los USA con una lastimosa fijeza”.

Y parece que los endurecidos semáforos germanos se inclinan a la derecha bien derecha como cuando ha prohibido manifestaciones contra los crímenes de Guerra israelo-sionistas durante los bombardeos en Palestina,

Es imposible saber cómo puede terminar el conflicto reactivado el 7 de octubre desde Gaza. Lo único claro es que la ocupación iniciada en 1967 ha envenenado el alma de israelíes y palestinos que dejaron pasar las oportunidades de Madrid y Oslo para reconciliarse y buscar una solución en dos Estados con fronteras seguras e internacionalmente reconocidas.

Freiluftgefängnis – Cárcel o prisión al aire libre

En ese contexto alemán e internacional se ha hecho público el nuevo partido de Sahra Wagenknecht, que era una figura muy representativa del Die Linke. Casi como en España con Sumar y los que han ninguneado al grupo de Podemos, en Alemania los de izquierda se han perdido en retóricas fáciles y se han distanciado de los problemas reales y cotidianos de la gran mayoría, especialmente por no colocarse por la Paz claramente frente a la politica de Guerra del gobierno Scholz y los USA, tanto en Gaza-Palestina como en la Ucrania de Zelensky.

La Prensa de derechas y alguna de tintes verdosos y sociales, han arremetido con comentarios irónicos o malvados contra el nuevo Partido que ha comenzado a configurarse como Asociación. Sarah Wagenknecht ha dicho que Israel tiene naturalmente derecho a defenderse de ataques. Al mismo tiempo, añadió: “Gaza ha sido una prisión al aire libre durante muchos años”. Wagenknecht se mostró preocupada por una nueva escalada del conflicto. Recordó que el Presidente estadounidense Joe Biden también habló de una ofensiva terrestre israelí diciendo: “Espero que haya otra manera que la ofensiva militar terrestre”. Sólo hay una solución, la de los dos Estados que no es ni sería apoyada por el “actual gobierno israelí por el momento”, dijo la líder de la nueva formación de izquierdas. Al ser preguntada, explicó la declaración sobre la “prisión al aire libre” de la siguiente manera: la gente no puede salir de la Franja de Gaza, sino que dependía y depende de la ayuda del exterior.

Por una Alemania democrática, pacífica, social y libre

“Hemos decidido fundar un nuevo partido porque estamos convencidos de que las cosas no pueden seguir como hasta ahora”, declaró Wagenknecht el lunes en Berlín. “Porque, de lo contrario, probablemente no reconoceremos nuestro país dentro de diez años”. Esta verdad es compartida por muchos, unos que de puro hartos han votado a la AfD y otros que no son políticamente activos pero están afectados socialmente y otros que abominan del indigno espectáculo que ofrecen los tres partidos del Semaforo.

El partido se fundará a principios de 2024. Además de las elecciones al Parlamento Europeo de junio, también se presentará a las tres elecciones estatales del Este de Alemania: Turingia, Sajonia y Brandeburgo. “Nuestro objetivo es presentarnos en los tres estados federados”, dijo Wagenknecht. No obstante, subrayó que la decisión corresponde en última instancia al nuevo partido que se fundará.

Según encuesta de Insa para el diario “Bild”, un partido de Wagenknecht obtendría actualmente el 12%, doce por ciento, y sería inmediatamente la quinta fuerza en Alemania. En la encuesta del domingo participaron 2004 personas. Los Verdes obtendrían un 12,5% en la encuesta, la CDU/CSU un 26,5% y la AfD un 18%. El SPD obtendría el 15,5% de los votos, el FDP el 5,5%. El Partido de Izquierda se quedaría fuera del Bundestag con un 4%.

El jefe del Insa, Hermann Binkert, explicó que el partido Wagenknecht cambiaría el panorama político: “Las anteriores opciones de coalición, como una alianza Jamaica, ya no tendrían mayoría parlamentaria. El ”Semáforo“ más Wagenknecht, en cambio, llegaría a una escasa mayoría parlamentaria”. O sea, podría haber un gobierno de izquierdas.

Hasta que se forme, Wagenknecht y sus nueve compañeros con mandato parlamentario en Die Linke quieren permanecer en el grupo parlamentario del Partido de Izquierda, como dejaron claro. La diputada, Sarah Wagenknecht, de 54 años, también lo justificó por consideración a los empleados del grupo parlamentario que quedarían automáticamente en el paro si Die Linke perdiera su grupo parlamentario. En cualquier caso, la Fundación del nuevo Partido es una decisión valiente y necesaria a la vista del bajón y la falta de perspectivas de la Izquierda cuyos votos fueron a otros partidos.