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Menos brindis al sol y más compromisos

Beatriz Correas

El pasado pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria presentamos una moción solicitando una rebaja del IBI de un 10%, algo totalmente factible en nuestro consistorio. Creemos que es el momento idóneo para premiar a los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria con un alivio fiscal y resarcirlos tras años de sufrimiento económico. Sin embargo, el tripartito ha vuelto a demostrar que no quiere realizar esta rebaja y deriva el tema hacia un “estudio”, incapaz de comprometerse con los ciudadanos.

El dinero público está para prestar servicio a los ciudadanos, para cubrir las necesidades básicas, para crear políticas que permitan la generación de empleo, para tener una ciudad con unos servicios excelentes, segura, limpia, amigable, con ciudadanos que puedan participar en su desarrollo, apostando por lo nuestro, por el crecimiento económico de todos. Y para eso está el dinero público, para gastarlo en conseguir esos objetivos. Aunque sí es cierto que la ley no te permite gastar todo lo disponible (techo de gasto), la ejecución presupuestaria no está dando los resultados que debería.

Y, ¿qué sucede con el superávit de un ayuntamiento? La respuesta es sencilla: la ley de estabilidad presupuestaria obliga a utilizarlo en saldar las deudas contraídas. Esto es lo que ha pasado en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Se ha saldado la deuda con los bancos, pero no nos hemos quedado a cero en el superávit que teníamos, ya que aún hay un remanente de algo más de 16 millones de euros.

Pues bien, una vez saldada la deuda con los bancos, el ayuntamiento puede hacer uso de ese superávit para inversiones. Y aquí es donde entramos con nuestra propuesta, que supondría unos 8,4 millones de euros, por lo que existe margen suficiente para llevarla a cabo.

El Gobierno central (PP) obligó en el 2013 a elevar el tipo impositivo, lo que en Las Palmas de Gran Canaria supuso un incremento del 10%, y en el 2016 se anula esa obligación, con el objetivo de volver al tipo impositivo de 2012. Pero nuestro flamante alcalde decide, a título personal, solicitar una revisión catastral con lo que, desgraciadamente, no nos pudimos beneficiar de esa bajada del IBI.

Ahora es el momento, hay dinero, seguirá obteniéndose superávit y, teniendo en cuenta que nuestra ciudad tiene el tipo impositivo más alto de las 10 ciudades más pobladas de España, creo que nos lo merecemos.

Aunque parece que el equipo de gobierno no opina igual. Nos presentó una enmienda a la totalidad en la que no dicen nada, no se comprometen a nada, un brindis al sol que sólo habla de “estudiar todas las opciones fiscales que reviertan favorablemente en la ciudadanía con vistas al ejercicio presupuestario 2019”.

En fin, gracias al tripartito seguiremos pagando más que nadie, se continuará con el afán recaudatorio que caracteriza a este gobierno que, si por lo menos se viera reflejado en la ciudad, no estaría mal. Por desgracia, la realidad es otra, nuestra ciudad cada vez está peor y no se nos permite que seamos nosotros los que decidamos qué hacer con nuestro dinero. Ellos recaudan el máximo mientras los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria siguen sacrificándose sin que se les ofrezca una opción que revierta en sus bolsillos.

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