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En Canarias no todos votamos igual, a pesar de Fuentes Curbelo

Demócratas Para El Cambio

Las Palmas de Gran Canaria —

Hemos leído con atención el artículo En Canarias todos votamos igual de Domingo Fuentes Curbelo, publicado en eldiario.es en fechas recientes. Lo cierto es, por el contrario, que en Canarias padecemos la mayor desigualdad de valor de voto del Estado.

Se puede coincidir con el senador del PSOE en el último párrafo de su artículo cuando habla de la necesaria reforma del sistema electoral y añade que el criterio poblacional no debe ser el único a tener en cuenta y que hay que introducir criterios correctores de solidaridad interterritorial.

Expuestas las concordancias, vayamos a los disensos. El autor comienza su discurso refiriéndonos que a cualquiera de las fuerzas políticas se le exige el mismo porcentaje de votos, y de esto deduce que todos votamos igual. Aunque importante, lo más preocupante no es lo que cuesta a cada partido acceder al escaño. A los ciudadanos lo que nos preocupa, en democracia, es tener, como individuos, igualdad de trato ante la ley, cosa que respecto al valor de voto, no se cumple con el actual régimen electoral canario.

En lugar de despejarlos, Fuentes mezcla los conceptos de igualdad de valor de voto entre ciudadanos con igualdad de condiciones para los partidos ante las barreras electorales. Claro es que a todas las fuerzas políticas se les trata igual ante los topes electorales, pero no se trata igual a todos los electores canarios; desde luego, eso no. La diferencia de valor de voto entre un herreño y un tinerfeño o grancanario es de 17 a 1; la de un gomero de 9 a 1 y la de un elector de Fuerteventura, Lanzarote o La Palma es de 5 a 1 respecto a los canarios que votan en Gran Canaria o Tenerife. Esas son las diferencias de valor de voto más grandes de todo el país. No solo eso, son las desigualdades en valor de voto mayores de todos los sistemas electorales de tipo proporcional del Planeta. Y es así aunque Fuentes Curbelo afirme sin argumentarlo -solo como mero acto volitivo-, que no lo es. A su pesar, es una conclusión científica de la que el senador puede cerciorarse leyendo la monografía de Fernández Esquer 'El extravagante sistema electoral canario' (Universidad Autónoma de Madrid).

En otro momento de su artículo, cuando el socialista Fuentes se refiere a la igual capacidad de decisión (mitad de la Cámara) de que disponen los diputados asignados al 17 por ciento poblacional de Canarias respecto al 83 por ciento restante y dice que esa capacidad decisoria del conjunto del 17 por ciento no es tal porque no se ha ejercido en el Parlamento, nada tiene que ver con lo que exactamente es: concretando, que 350.000 ciudadanos tienen la misma capacidad de decidir que 1.800.000, hayan ejercido o no, de forma concertada, esa capacidad en la Cámara Legislativa que debe representar al conjunto de los canarios -con factores correctores- de forma proporcional.

El autor sostiene que nada tiene que ver el atraso de Canarias reflejado en sus niveles de “pobreza, exclusión social, fracaso escolar, sanidad, desempleo... ” con la elección de representantes legislativos. De nuevo recomendamos a Fuentes Curbelo otra lectura, esta vez del Informe de la UNESCO “La interacción entre democracia y desarrollo”, entre otras decenas de textos escritos por expertos en Economía, Sociología y Ciencias Políticas que prueban todo lo contrario: es decir, que sólo aquellas sociedades democráticamente desarrolladas pueden alcanzar desarrollos socioeconómicos adecuados.

Refiere asimismo el senador de Fuerteventura, que el sistema electoral canario no es el facilitador de que gobierne en Canarias la fuerza menos votada, sino la incapacidad de otras fuerzas de llegar a determinados pactos de gobierno. Sin embargo, el señor Fuentes no reseña en su artículo que por primera vez en treinta años el sistema electoral canario, y no la disposición de distintas fuerzas para llegar a acuerdos, ha permitido un pacto de gobierno -participado por su partido- que dispone de 54.000 sufragios menos que los emitidos en apoyo a la Oposición por una mayoría de canarios. Si a un senador de España esto no le parece de la máxima gravedad en democracia no sabemos qué otra cosa puede parecérselo. Estamos diciendo que, por fin, se ha visto encarnada, gracias a la perversión del sistema electoral canario, la posibilidad que venimos anunciando hace años: el gobierno de la minoría.

Fuentes Curbelo dice que han de irle a contar que el voto de los canarios no vale igual en todas las circunscripciones. Se lo estamos contando desde hace ocho años sectores cada vez más amplios y diversos de una ciudadanía consciente de lo adulterado de nuestro sistema de elección de representantes. Pero se lo diremos una vez más: no vale igual el voto de todos los canarios en toda Canarias. Resulta, por otro lado, chocante, que siendo el senador de Fuerteventura y tras listar minuciosamente las circunscripciones y escaños asignados a cada una, pase por alto el hecho de que una isla con menos población (La Palma) que otra con más habitantes (Fuerteventura) disponga sin embargo de un diputado más.

Por fin don Domingo, tras su exposición deficiente en argumentos, recurre al de la amenaza exterior: las islas centrales -se cuida bien de referirse a 'las burguesías de estas islas'- los han condenado (se refiere a las islas no capitalinas) 'al olvido y el ostracismo'. Sin embargo conviene avisar al senador socialista que de los 1.800.000 canarios (83 por ciento), muy pocos pertenecen a esa burguesía a la que culpa de sus males. Esa mayoría ciudadana son fundamentalmente trabajadores que debiera conocer de cerca visitando las grandes poblaciones suburbiales de las capitales de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Esos canarios tienen el mismo derecho que el resto a decidir igual con su voto lo que quieren para su futuro en las políticas públicas relativas precisamente a “pobreza, exclusión social, fracaso escolar, sanidad, desempleo... ”. Eso es lo que se quiere cambiar, y hacerlo además con el concurso de todos, sin excluir a ningún ciudadano ni territorio. Es indigno de un senador suscitar la confrontación en lugar de llamar al diálogo y al consenso. Literatura de Fuentes Curbelo aparecida en otros dos artículos suyos con términos como: “burros”, “egoísta e insolidaria a más no poder”, “nos han echado la pata encima”, son igualmente impropios de un senador, ayudan poco al entendimiento y nos resultan reprobables, se dirijan estos al conjunto de una sociedad o a una parte de ella. En cualquier caso, también es recomendable algo de instrospección. Las sociedades de todas las islas, y aún más las de las menos pobladas, han visto mermadas sus posibilidades de desarrollo, no tanto por la maldad de actores externos, como de otros internos: los grupos e individuos privilegiados del poder (señores de la isla) que en cada una a lo largo de siglos han dictado sus normas a la mayoría.

Ha sido el paso de la dictadura a la democracia lo que ha hecho avanzar a todo el país hacia mayores cotas de prosperidad y progreso, y no, como el autor quiere dar a entender, simplificando, el incio de la Autonomía. Si en el resto de España se ha avanzado más que en Canarias a pesar de treinta y tres años de democracia, deberíamos preguntarnos cuánto de culpa en ello tiene que aquí las decisiones no las puedan tomar las mayorías reales: ya sea para administrar mejor sus recursos como para quitar a un gobierno que no les guste con elecciones libres.

Por último decirle a D. Domingo Fuentes Curbelo que no hay campañas sino tan solo una ciudadanía imparable y consciente del deplorable funcionamiento de su democracia que ha propuesto simple y llanamente que en el Parlamento se constituya una Comisión de Estudio para que se nos escuche a todos, no solo a una parte de los canarios. Si esto de hablar para entendernos -lo más básico para un demócrata- le parece otra ofensa más, solo podemos decirle que nos decepciona: mientras en España se habla de grandes reformas, incluyendo la constitucional, usted propone seguir mirando al pasado. No vamos a renunciar a la justa reclamación de la reforma electoral de nuestra tierra y lo invitamos a aportar ideas que puedan hacer de Canarias un lugar mucho más próspero y democrático de lo que es tras haber probado más de tres décadas con este sistema fallido.

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