Corrupción Rajoy y Soria

Hay mucha gente que está cansada y asqueada de la corrupción que hay en España. Mariano Rajoy declarando como testigo por el caso Gürtel (primera parte) volvió a dar la sensación de un presunto delincuente que se considera impune. Sentado a la derecha del tribunal, parecía que formaba parte casi del mismo, y los abogados de la acusación apelotonados daban una imagen deplorable. Todos los testigos se sientan frente al Tribunal en una silla, pero en este caso el ciudadano Rajoy era un VIP que contó con privilegios. Pero además el presidente del Gobierno tuvo siempre la estimable ayuda del abogado defensor de Luis Bárcenas que trataba de desestabilizar y poner nerviosos a los abogados acusadores, y en última instancia la del presidente del Tribunal, Ángel Hurtado, que paraba como excelente portero las preguntas comprometidas de la acusación.

Mariano Rajoy mintió en sus declaraciones y por lo tanto cometió un delito porque un testigo no puede mentir. La más gorda fue decir una y otra vez que era responsable sólo político, pero no económico, y eso en ningún partido de la Unión Europea sin ir más lejos no es así, el presidente debe saber y es responsable de las cuentas y de la contabilidad, y el director de una campaña idem de lo mismo. Mintió con los sms a Bárcenas, diciendo cínicamente que no tenían significado alguno, cuando posteriormente todo el PP como un solo hombre ha intentado proteger en los juzgados al extesorero. También mintió de forma descarada cuando dijo que no intervino en la reunión que se efectuó con Álvaro Lapuerta y Esperanza Aguirre, en donde salieron las “mordidas” de Ignacio González a un constructor en Arganda del Rey, y ya el colmo fue decir que no conocía a Francisco Correa, el jefe de la trama mafiosa de Gürtel, que llegó a extorsionarle con un vídeo. Pero aparte de las mentiras de Rajoy, también hay que considerar la tremenda defensa que le hizo el presidente del Tribunal, Ángel Hurtado, que no permitió una serie de preguntas que eran claves, como si conocía la existencia de la caja B del partido, sobre la afirmación de Bárcenas que había sobresueldos incluido Mariano Rajoy,  y otras preguntas relacionadas con las actividades de Correa, “El Bigote” y demás secuaces en Valencia. “No lo sé”, “lo desconozco”, “no me consta”, “no lo recuerdo” y “lo ignoro”, fueron sus frases preferidas a preguntas incómodas.

Pero en lo que asimismo mintió fue en un asunto/trasunto que afecta a Canarias, su viaje pagado por Francisco Correa a Gran Canaria. El líder del Partido Popular se trasladó a Maspalomas con su familia en marzo de 2014, tras la derrota en las elecciones generales frente a Rodríguez Zapatero, y el viaje fue encargado por el Partido Popular a la empresa de Francisco Correa, Pasadena S.L., que corrió con todos los gastos de Rajoy y familia. La corrupción del Partido Popular es generalizada y se extiende por toda España, y en Canarias tenemos los antecedentes interpretados por José Manuel Soria en los casos de Eolo, Faycan, Góndola, La Favorita, Canódromo, Salmón, Papeles de Panamá, y largo etcétera, que culminan ahora con una situación de favoritismo a un exministro que ya no tiene derecho a tener escolta, y que incluso en su chalet de Tafira tiene a un buen número de policías que durante las horas de vigilia se mean incluso en la calle por sus necesidades fisiológicas, y el colmo del remate a todo esto ha sido que el jefe de Policía de Las Palmas, José María Moreno, se puso histérico a preguntas de un periodista de Canarias Ahora sobre el número de la plantilla de policías y misiones encomendadas, adoptando una actitud prepotente, agresiva, incluso chulesca, con expresiones hacia el periodista “no sé que voy a hacer con usted, me está creando muchos quebraderos de cabeza, ¡coño me va a volver loco!”, para terminar tratando de exigir que el periódico le entregara sus fuentes de información, atentando contra el secreto profesional de los periodistas recogidos en la Constitución franquista/borbónica que de momento es la que tenemos, pero que Moreno tendría que conocer y respetar off course.