La esencia de la democracia

Son como los tres monos sabios, ni ven, ni oyen, ni hablan de lo que tienen que hablar. Van a su bola, a ver quien come más de la carroña del cadáver de la democracia. No creo opinar exageradamente, si se tienen en cuenta algunas consideraciones, que posiblemente hayan pasado desapercibidas, como puede ser, qué entendemos por democracia y cómo llevarla a la práctica, qué papel tienen los ciudadanos en la transformación social, cómo participar en la toma de decisiones, qué dispendios deben tener los representantes tal como los entendemos o si el sistema electoral que tenemos, las instituciones y los “instituidos” deben o no deben ser lo que son. Todo, al fin y al cabo, se quedará para la reflexión sociológica, política, filosófica o económica, o dicho de otra forma, en la barra de un bar, en sesudas tesis universitarias o en humildes artículos de opinión como éste. A no ser, que se pase a la acción, que es algo más que votar, o no, cada cuatro años. De otra manera sería como poner a los zorros cuidando de las gallinas?y en esas estamos.

Y así las cosas, demasiado infladas ya, están provocando que aumente en toda Europa, el porcentaje de frikis que piensan que la esencia de la democracia real se asienta en acciones participativas directas en lo que se pueda, desde la base de la sociedad hasta las esferas del poder decisorio, que debe ser político, y no económico; y que se vayan creando escuelas de democracia en plazas, asociaciones vecinales o cualquier espacio que se preste, porque de lo contrario se podría caer en la confusión de no saber si estamos votando un proyecto o firmando una hipoteca.

Kiko García