Una hipoteca de 50 años

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Para que cualquier proyecto industrial sea viable , debe contemplar distintas variables, y una de las principales es estimar  el tiempo que durará la vida útil de sus instalaciones y garantizarse un escenario donde poder seguir obteniendo rentabilidad  durante todo ese período.

Pues bien, según la Circular 9/2019, de 12 de diciembre, de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, por la que se establece la metodología para determinar la retribución de las instalaciones de transporte de gas natural y de las plantas de gas natural licuado, en su artículo 10, en referencia a la retribución por inversión en instalaciones, se recoge la “vida útil regulatoria” de las diferentes instalaciones según los siguientes valores:

- Gasoductos: 40 años

- Estaciones de Regulación y/o Medida: 30 años

- Estaciones de Compresión: 20 años

- Centros de mantenimiento: 20 años

- Sistema de Bombas Secundarias de GNL: 10 años

- Vaporizadores de GNL: 10 años

- Tanques de GNL: 20 años

- Cargaderos de Cisternas de GNL: 20 años

- Relicuador de Boil-off: 20 años

- Sistema de Compresión de Boil-off: 20 años

- Sist. de Antorcha/Combustor Planta de GNL: 20 años

- Instalaciones carga/descarga GNL en muelles: 20 años

- Cimentaciones y Obra Civil asociada a Tanques de GNL: 50 años

- Muelles y otras instalaciones de la Planta de GNL: 50 años

Como se puede observar, existen instalaciones que pueden alcanzar una vida útil de hasta 50 años. 

Si a esto le añadimos otros 3 años por el proceso de construcción, podríamos estar hablando de una vida regulatoria hasta 2076, si se decidiera comenzar el proceso hoy.

En este contexto, resultaría difícilmente conciliable respetar los derechos adquiridos por las empresas inversoras en instalaciones de gas Natural en Canarias, con el compromiso de Descarbonización de las Islas en 2040 asumido y expresado por el propio Gobierno autonómico. 

Esta es la razón fundamental por la que desde el Frente contra el Gas nos oponemos a que el gas natural sea incorporado al mix energético de las islas, dado que supondrá una hipoteca de futuro para nuestra descarbonización y un parón inaceptable en la penetración de las renovables en nuestro sistema productivo.

Si se permite irresponsablemente desde Canarias que las instalaciones gasísticas no requieran autorización administrativa previa y si se las declara de Utilidad pública facilitamos enormemente encontrarnos de  forma injustificada en este escenario. 

E insistimos  en que el último decreto que condiciona la aplicación de estas medidas a la decisión de la Administración canaria no es garantía suficiente para que no se lleve a cabo más adelante. Le habremos allanado el camino a los defensores del uso de los combustibles fósiles.

Nosotros consideramos que tecnologías como la eólica, la fotovoltaica o la geotermia de alta entalpía (la que se puede aprovechar), entre otras, tienen la madurez necesaria para ser consideradas herramientas perfectamente viables para comandar nuestro sistema energético, además de ser la punta de lanza que podrá introducir un elemento tan importante como el hidrógeno verde, porque no olvidemos que, hasta que no tengamos un parque renovable los suficientemente robusto, no podremos comenzar la fabricación de este vector energético, fundamental para un futuro sostenible

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