Espacio de opinión de Canarias Ahora
La hora 25 de la muerte de Matías Díaz Padrón, la anticlerical iglesia cubana y Canarias libre
Los humanos de todas las culturas buscamos o inventamos un orden, Ese orden establecido nos da relativa seguridad y facilita el entendimiento. Los sistemas de orden no son siempre iguales y de ahí provienen el disenso e incluso enemistades y odios entre distintas comunidades.
Unas culturas convirtieron al Sol y a la Luna en dioses. Y posiblemente, a partir de tal endiosamiento, la division del día en horas, etc. Así mismo cada día de la semana romana estaba dedicado a un Dios romano. En Occidente el día se dividió en 24 horas. No existía la Hora 25.
En la noche del 22 de Noviembre de este conflictivo año 2022 murió Matías Díaz Padrón. Curiosamente hace años, otro 22 de noviembre, Franco era inhumado en el Valle de los Caídos, por decisión del entonces rey Juan Carlos, rey institucionalizado como heredero del Generalisimo, firmaba como “yo el rey”. Algunos han pensado que tal acto era la forma de calmar a los generalotes y militares franquistas ante el riesgo de una nueva Guerra Civil. Muchos de aquellos militares eran participantes en la Guerra Civil del 1936 y, según los republicanos, traicionaron a España y se jubilaban con pensiones pagadas de los impuestos de todos los españoles. El Ejercito que deberíamos poder llamar “Nuestro” está actualmente profesionalizado y europeizado y, no gran cosa, pero importante, no canta el Cara al sol aunque no está libre de franquistas, como tampoco lo está nuestra Sociedad. Como escribió José María Calleja: “Y lo mejor de todo, es que Franco sigue muerto”.
Si la Muerte del Dictador produjo alegría en muchos o indiferencia, en el caso de nuestro amigo Matías toca en el corazón de los que le conocimos. Y si lo mejor de la Muerte de un Dictador fascista es que siga muerto, lo peor del fallecimiento de Matías Díaz Padrón es que no podrémos charlar con él, ni gozar de su culta y amena conversación.
La sincronía de Carl Jung
La sincronicidad es parte de la Psicología Analítica desarrollada por Carl Jung. Se refiere a la ocurrencia simultánea de dos acontecimientos que, aunque parezcan no tener vínculos causales directos entre ellos, una vez asociados adquieren un significado para la persona que los observa. La coincidencia de fechas iguales en el mes, la Muerte de Matías y el colocar el cadáver de Franco en el Valle de los Caídos, están distanciadas en muchos años y no es un caso de sincronía, pero me trae el recuerdo de nuestra juventud en la anticlerical Iglesia Cubana.
La idea de sincronicidad se considera parte de un subconsciente colectivo formado por arquetipos. Jung observó que ciertos pacientes suyos tenían una vida completamente regulada por el tiempo, sus sueños o por un «tema» específico. A nuestro grupo juvenil se le consideraba un atajo de locos. Pero ninguno era paciente de Carl Jung ni de cualquier otro psiquiatra, Nuestra “locura” era estar contra el poder y orden establecidos por la Dictadura clerical-franquista. Las sincronicidades cotidianas plantean un verdadero desafío a la idea de que todo tiene CAUSA y es hijo de la causalidad. Pero la CASUALIDAD que produce originalidades es algo más que un salto de letras en la palabra y no está prevista en ningún sistema dogmático. Cuando experimentamos un momento de sincronización, puede hacernos sentir incómodos, o abrir las puertas a otros puntos de vista de los paradigmas que nos rodean.
Mi amigo Matías ha muerto
Mi amigo Matías ha muerto: Un mazazo en el corazón. Su sobrina Jahel, también historiadora de Arte como él, me lo comunicó el 23 en un sentido y breve WhatsApp: “Emilio, Matías murió anoche a la diez y cuarto. Su cuerpo se incinera mañana y el sábado se colocan sus cenizas junto a sus padres en Madrid. Todo en la intimidad de la familia. Gracias por ser su amigo. Te mando un gran abrazo”.
La hora de nuestra entrada en el mundo está acreditada en nuestra Partida de Nacimiento, clínica o estatal hoy, parroquial en los años franquistas. Desde el Concilio Vaticano hubo ciertas modificaciones en la meticulosa ordenación de los horarios eclesiásticos de rezos y cantos. Dispuso el Concilio Vaticano II que «la hora llamada de maitines, aunque en el coro conserve el carácter de alabanza nocturna, ha de componerse de manera que pueda rezarse a cualquier hora del día y tenga menos salmos y lecturas más largas» (SC 89). Este oficio de lecciones y salmos tiene un carácter propio. A diferencia de las otras Horas del Oficio divino no está ligado de suyo a una hora del día. Es una hora especialmente centrada en la lectura de la Palabra de Dios y de textos elegidos de la Tradición de la Iglesia. Y su estructura la hace propicia para la meditación. Los responsorios, con frecuencia muy bellos, son la respuesta comunitaria a la Palabra escuchada, pero también hay silencios sagrados en los que «la semilla germina y crece, sin que el hombre sepa cómo» (Mc 4,27).
Y si la Iglesia Católica y Vaticana tenía sus horas, la rebelde Iglesia Cubana de aquellos jóvenes inquietos, anticlericales inventó o se apoderó de determinadas horas de especial significado y sus semillas antidogmáticas germinaron y dieron nacimiento a otras posibilidades no sacrales: Como la Hora 25.
La hora 25 es la hora, que aunque no exista en el calendario físico, siempre esperamos. De algún modo todos nos hemos encontrado amenazados, hemos sentido temor y alentado esperanzas. La hora 25 puede ser la hora en que la guerra nos envuelve y donde el soldado o individuo debe decidir: matar o morir. Porque ya no hay tiempo, la hora 24 ha terminado. Es decir el tiempo cronológico de vida terminó. La esperanza de que al terminar las 24 horas del día, todavía exista una hora adicional que permita prolongar la vida aunque sea por tan solo esa hora para soñar estar alejado de las pesadillas de la Guerra, del presidio político o del bombardeo propagandístico de los noticieros manipulados y manipuladores. Esa es la Hora 25.
La historia nos aparece a veces como pura confusión y desconcierto. Parece moldeada por los caprichos de los gobernantes del momento que deciden ayudar al exterminio y buscar beneficios políticos y económicos. Nada mejor que la historia concreta de Matías y sus amigos de juventud y formación en la Iglesia Cubana primero y en el Movimiento de Canarias Libre después, para ilustrar como las decisiones de los “grandes” aunque influyen de tal manera en la vida de una persona y destruyen existencias que, entre miles de seres humanos son insignificantes, también, pese a todo y aunque para muchos casos afectados significan el fin del mundo, al mismo tiempo la voluntad individual de algunos y de pequeños grupos muestra cómo por las curvas del camino histórico y los vericuetos y entramados sociopolíticos es posible nadar contra corriente a esos individuos y grupos que se salvan de la catástrofe y emprenden nuevas rutas y alcanzan nuevas orillas.
Con la iglesia hemos topado: San Agustín, el obispo Pildain y la dignidad
Arnold Toynbee escribió desde un punto de vista “cristiano” sobre Cultura y Civilización especialmente Estudio de la Historia (22 volúmenes) contra el pesimista Oswald Spengler y su Decadencia de Occidente. El libro de Spengler junto a las obras de Ortega y Gasset formaban parte de nuestros libros de cabecera.
Toynbee ha dicho: “El valor es algo relativo y aquello que tiene valor puede intercambiarse por algo de igual valor (ésta es la función de la moneda). En cambio, la dignidad (u honor) es absoluta, no relativa; y no hay nada, por valioso que sea, que pueda cambiarse por la dignidad o el honor… La pérdida de la dignidad y del honor es el precio de la cobardía moral y física”. En Matías y el grupo nuclear de la Iglesia Cubana la dignidad era junto a la camaradería una base de nuestra rebeldía.
Yo conocí a Matías a fináles de los años 50 del siglo pasado, siendo él estudiante universitario y yo estudiante de Ingeniero Industrial y nadador juvenil y siendo Obispo de la provincia de Las Palmas don Antonio Pildain y Zapiain.
Los libros, investigaciones, publicaciones, artículos y catálogos de Matías se cuentan por centenas con algunos títulos que van desde Van Dyck a Jordaens pasando por Rubens, Murillo… Uno de sus últimos descubrimientos fue un San Agustín de Rubens, pieza principal del altar mayor de la iglesia de los Agustinos Recoletos de Salamanca. ¿Era posible descubrir todavía un Rubéns pese a estar todo catalogado y registrado? Sólo una mente escéptica a los juicios y autoridades anteriores le permitIeron adentrarse y arriesgarse. Unos treinta años estuvo nuestro investigador Díaz Padrón buscando las claves hasta que encontró su origen, procedencia y destino. No solo de su buen ojo clínico en las pinturas, sino que buscaba el dato documental que lo corroborase. Toda su investigación era navegación por mares desconocidos y sus viajes a los archivos españoles o belgas eran una odisea.
La investigación sería el humus de la obra de nuestro Matías Díaz Padrón. Y varios amigos le animaban a escribir sus memorias, pero con una sonrisa se negaba diciendo que perdería el tiempo que necesitaba para investigar. Hubiera sido interesante poder leer sus reflexiones sobre aquellos tiempos. También a mí me lo han pedido muchos, pese a no tener yo el renombre ni la importancia de nuestro Matías. Pero en mi caso no es la investigación, sino la indisciplinada inconstancia lo que me impide escribirlas.Algunas líneas escribo, pese a todo, para iluminar el periodo en Las Palmas de los 50 y 60 cuya narración todavía queda pendiente. Otros han escrito sobre su largo periodo en Madrid y sus méritos y gloria como Conservador del Museo del Prado, así como profesor de Historia del Arte en la Universidad Complutense, donde dejó una estela de alumnos y donde- según una articulista- resultaba imposible pasear con él, sin que alguno de ellos, más bien alumnas, se le acercase y saludase con afecto, al tiempo que le recordaba su nombre, pues nuestro sabio profesor despistado con todo lo que no fuera su investigación, no siempre era capaz de recordar un nombre.
“La historia no la hacen los hombres, sino que la soportan, como soportan la geografía. Y la historia, por lo demás, está en función de la geografía.” En un viejo artículo recordé esta cita de Giovanni Guareschi, autor del conocido Don Camilo, pues me pareció adecuada para caracterizar el provincianismo que caía como“panza de burro teocrático” sobre los años 50 del pasado siglo en Las Palmas de Gran Canaria. La bota militar pisoteaba las libertades españolas ayudada ideológicamente por el nacional-catolicismo de la Iglesia Católica.
El Obispo Pildain era una excepción por ser vasco y haber sido diputado del nacionalismo vasco conservador durante la República. Pero si políticamente no era franquista y no comulgaba con la consigna suprema del raquítico y capitidisminuido franquismo que proclamaba: “Por el Imperio hacia Dios”, Pildain sufría una obsesión por la sexualidad y los Mandamientos católicos parecían reducirse al Sexto Mandamiento en la vida social, cultural y política. Era aquella una interpretación de la religión concentrada en el sexto mandamiento, o sea, en la sexualidad en todas sus manifestaciones, tanto en las camas matrimoniales, cuyo uso estaba reservado a fines exclusivamente procreadores, como en la vestimenta. Así apareció preconizado por las “Hojas de la Parroquia” el “bañador católico” consistente en un modelo antediluviano con falda suplementaria que cubría a las bañistas femeninas hasta las castas rodillas. Ciertamente que esta atención especial al anti-sexo no sucedía en Tenerife ni en otras provincias y se debía al Obispo Pildain y Zapiain que regía en aquellos años la moral y las costumbres grancanarias. Se podría decir que Pildaín era el enemigo más íntimo de la Iglesia Cubana ya que eramos más partidarios del amor libre que de la represión, aunque ello quedase más en la teoría y en las contenidas ganas que en la práctica. Como ha escrito Agustín Millares Cantero en su prólogo al libro de Arturo Cantero Sarmiento: Vida, hechos y Milagros de la famosa “Iglesia Cubana”: El obispo don Antonio Pildain y Zapiain ha sido uno de los personajes más singulares y complejos del siglo XX canario. En 1950 tuvo el valor cívico de cerrar a Franco los portales de la Catedral y, a raíz del Vaticano II, adoptó una posición de vanguardia en el proceso renovador alentado por Juan XXIII. Su lucha denodada por librar al Corredera del garrote vil en 1959, significó mucho más que un gesto misericordioso. Y las pastorales donde abordó la temática social estuvieron entre las más progresistas del episcopado español de la época“.
Hay que recordar que el cerrar la catedral a Franco fue con el pretexto de que se iba a celebrar un baile en el Gabinete Literario y que Pildain prohibía celebración de las fiestas patronales religiosas de los pueblos grancanarios si iban acompañadas de bailes por ser estos motivo de acercamientos corporales y estímulo de pecados carnales. Oficialmente Pildain dijo que estaba enfermo y que no podía oficiar eclesiásticamente.
Esto fue aplaudido por las fuerzas progresistas y naturalmente por los “Cubanos”, pero la lucha político-cultural de los “cubanos” pasaba por combatir la censura eclesiástica que numeraba como peligrosas y prohibía desde los púlpitos películas como Gilda (Rita Hayworth) o Arroz Amargo (Silvana Mangano), e incluso llegó a prohibir bajo pena de excomunión asistir a la inauguración de la Casa-Museo de Benito Pérez Galdós por haber sido éste liberal combatiente contra el clericalismo de su tiempo.
El Real Club Náutico fue multado con 3.000 pesetas el 25 de febrero de 1950 por celebrar un baile de disfraces sin el correspondiente permiso de la autoridad.En los primeros años de la década de 1950, en la Universidad de La Laguna (recuérdese que entonces no había Universidad en Las Palmas) se percibía descontento entre el estudiantado, causado por repercusión del clima de tensión en otras universidades del Estado, el asco por la saturación ideológica franquista y la subida de los precios de los transportes marítimos y urbanos, que causó conflictos.
Se puede ahora comprender a aquellos jóvenes canarios que bajo la Dictadura clericalfascista del General Franco se hacían „invisibles“para combatirla. Lo que conocemos de la Historia de la Humanidad nos ilustra sobre la lucha de minorías que, triunfando o fracasando, han luchado contra las tiranías, la superstición y las discriminaciones. No basta con mencionar la rebelión de los esclavos que encabezó Espartaco, o recordar al grupo en torno a Sócrates frente a la opinión supersticiosa mayoritaria que dictaminara la condena de Sócrates acusado de ateísmo y de corromper a los jóvenes, condenándole a quitarse la vida con una copa de cicuta, sino que en los orígenes de la Revolución Francesa estaban grupos conspirativos que cristalizaron un nuevo poder (recuérdese a Marat, a Robespierre, a Dantón, etc.), así mismo el grupo de jóvenes kantianos en las monarquías de la Alemania no unificada de los años 1790 en cuya correspondencia de 1794-95, Hegel, Hölderlin y Schelling se describían a sí mismos como una „Iglesia Invisible” comprometida con la histórica actualización de los ideales kantianos de Razón y Libertad en un nuevo Reich Gottes libre de la ortodoxia asfixiante del luteranismo burocrático. Guardando las distancias temporales y geopolíticas los ejemplos mencionados son antecedentes históricos que sin explicarlo ayudan a comprender a aquellos jóvenes canarios que bajo la Dictadura clericalfascista del General Franco se hacían „invisibles“ para combatirla.
Junto a nuestro Matías Díaz Padrón, que llegaría a ser conservador del Museo del Prado y eminencia mundial de la pintura de Rubens, encontramos entre los miembros de la generación
fundadora de la Cubanidad nombres como el de Luis Hernández Crespo, licenciado en Filosofía y Papa de la Cubanidad, a Manuel Bello, farmacéutico, Emilio Guedes, erudito, Juan José Falcón Sanabria, músico y reconocido compositor, Luis Alsó, activo miembro de Canarias Libre y, más tarde, del Partido Comunista y del Grupo cultural Latitud 28, y Arturo Cantero Sarmiento, entrenador de natación, miembro de Canarias Libre, represaliado por ello y autor de la primera historia de la Iglesia Cubana y otros libros.
Desde los años 57, 58 y 59 yo llegaría a ser campeón de España en natación en estilo braza y participaría en la Olimpiada Universitaria de Turin en 1959 y ya en 1960 en la Olimpiada de Roma. En ese tiempo Matías acabaría su doctorado en Historia del Arte.
En 1962 entramos a hacer el servicio militar obligatorio en el Cuerpo de Aviación, yo por la edad y Matías, que era 5 años mayor que yo, por haberse terminado la prórroga solicitada por estudios.
Aquí reaparece la sincronicidad de Carl Jung mencionada al principio. Ocurren simultáneamente dos acontecimientos: las respectivas entradas en Aviación de Matías y mía en La Palmas pese a nuestra diferencia de edad. Aunque parezcan no tener vínculos causales directos entre ellos, una vez asociados adquieren un significado para la persona que los observa.
La llamada Iglesia Roja, definida por «su santidad» Luis Hernández como la Iglesia Corrompida. tuvo una segunda generación. La formábamos otro elenco de famosos y menos famosos, agrupados en torno a las sagradas ranas de la Plazoleta de las Ranas, junto al entonces visible barranco Guiniguada y entre los ahora inexistentes Puentes de Piedra y Puente de Palo. Aquellos bancos de la Plazoleta fueron testigos del Primer Festival de la Canción Atea y de otros devaneos y debates, en que cada uno exponía sus descubrimientos, bien fuera histórico-eclesiásticos, políticos o bíblicos. La mayoría éramos asiduos lectores de la Biblioteca del Museo Canario cuyo cuidador, el inolvidable Naranjo, nos prestaba libros tan “peligrosos” como los de Carlos Darwin o Ernesto Haeckel, que hablaban de la evolución de las especies, así como libros de filosofía e historia prohibidos por el Régimen y por la Iglesia Católica. Entre tales lectores estaban Alfredo Herrera Piqué, que sería Senador socialista por Canarias, Gustavo León del Rosario, José Lermo, Jesús Díaz de Castro, los hermanos “Malicia” (Tomás y Luis González), Manuel Vizcaíno (entrenador de natación del Club Alcaravaneras), Jesús Cantero, campeón de natación,
José del Toro (lider Sindicalista de Comisiones Obreras), Manuel González Barrera, poeta, Fernando Rodríguez Vázquez (Ferova) del grupo Latitud 28, Augusto Hidalgo Champsauer (abogado del Partido Comunista), y el que estas líneas firma, Emilio Díaz Miranda.
Mucha gente no sabrá que la Iglesia Romana tuvo en el Trono de San Pedro un Papa hembra. El antifeminismo de los sucesores de Jesús el Nazareno había acabado imponiendo un papel secundario a las mujeres. Pero gracias a un libro de Manolo Bello (Samuel) dimos con una Historia de la Iglesia y de los Papas que contenía la Historia de la Papisa Juana,
se trataba de una mujer que habría ejercido el papado católico ocultando su verdadero sexo. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que según la lista oficial de los papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación da Anastasio el Bibliotecario: unas versiones afirman que la mujer disfrazada fue el propio Benedicto III, otras dicen que el periodo fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII, cosa bastante interesante debido a que el nuevo Papa que convocó el Concilio Vaticano adoptó el nombre de Juan y se asignó el número XXIII, Juan XXIII era el Papa de la Roma de los Juegos Olímpicos en que participé con el Equipo Nacional español en el año 1960.
Fútbol, pintadas, cura chivato y telón de incienso
La detención, juicio y condena de Muerte a garrote vil de Juan García el Corredera ocurrió en aquel tiempo. «Nuestro deber era evitarlo (..).» escribiría el poeta Manuel Padorno a su mujer Josefina Betancor, en una carta fechada en octubre de 1959. El poeta se refería a la condena a muerte de Juan García el Corredera ajusticiado hacía 50 años. Padorno citó a Fernando Sagaseta, a Germán Pírez, a Agustín Millares y a Pedro Lezcano y se habló de la intención de concentrarse ante el Gobierno Militar. Y de las reuniones para salvarle y de las discusiones saldría el núcleo de movimiento Canarias Libre liderado por el abogado Fernando Sagaseta. Tales reuniones tuvieron lugar en casa del poeta comunista Agustín Millares Sall y de la periodista de la revista Mujeres en la Isla, la republicana Mercedes González de Linares, separada del medico Arturo Rodríguez Gavilanes, desterrado al final de la Guerra Civil a Canarias por haber sido médico del Ejercito republicano.
No se pudo evitar la ejecución que fue a las 6 de la madrugada del 19 de octubre de 1959, en el patio de la antigua prisión de Barranco Seco, en la capital grancanaria. Un verdugo ejecutaba su tarea mientras rezaba un Credo. A esa hora siniestra se quebró el cuello de Juan García Suárez, que llamábamos Juan el Nuestro, pero de las reuniones y discusiones nacería el Movimiento Canarias Libre.
La única oposición isleña, protagonizada por los comunistas de Germán Pírez Pérez y de Antonio Sánchez Vidal, iba a recibir el concurso de una serie de delfines pequeñoburgueses, que tras el asesinato legal del «Corredera» sentaron las bases del movimiento CANARIAS LIBRE. El «cardenal cubano» Manuel Bello, el «arzobispo» Cantero y uno de los progenitores espirituales de la Iglesia Cubana, Luis Alsó («Lutero»), mantenían ya vínculos regulares con Fernando Sagaseta, Andrés Alvarado y Armando León. Aquellos tres, junto con Vizcaíno y el menor de los Cantero, terminaron ante el consejo de guerra que el 12 de julio de 1962 (causa sumarísima núm. 78) condenó a la plana mayor de CL. La apuesta canarista de la Cuban Church había permitido, entre otras cosas, que ondease por vez primera la bandera tricolor canaria el 7 de septiembre de 1961, víspera de la festividad del Pino (Arturo dixit).
El tránsito del anticlericalismo al autonomismo canarista, agrandó enormemente el legado histórico de los «cubanos» y en lo sucesivo contribuyó a darle dimensiones casi míticas.
En 1962 tras la realización de unas pintadas en el Estadio Insular y de los alborotos originados por la protesta violenta de parte del público contra la actuación del árbitro del Partido de futbol y del zarandeo del automóvil del gobernador de Las Palmas , Avendaño Porrua, el grupo es detenido, y Fernando Sagaseta y todo el grupo grancanario son enviados a distintos penales peninsulares, entre los que hay que mencionar el Penal de Burgos, donde Sagaseta conocerá a José Satué (PCE), quien le apoya para que ingresar en dicho partido en 1963 después de la condena de Muerte de Julián Grimau. Tras salir de prisión en 1965, abrirá un despacho de abogados junto a Augusto Hidalgo, con el que le pusimos en contacto Germán Pírez y yo. En 1969 el Régimen le suspenderá el ejercicio de la abogacía.
Cuando las pintadas del Estadio insular por los de Canarias Libre, Matías Díaz Padrón y yo estábamos haciendo el servicio militar en Aviación. A Matías lo habían destinado a la Segunda BIC, o sea, nada menos que a la investigación policial política dentro del Cuerpo de Aviación. Y por pura coincidencia o sincronía no explicable aquél día me habían arrestado a calabozo por quebranto de quebranto de arresto. Más tarde me contó Matías que el célebre cura Martín Sarmiento había ido a denunciarme como posible miembro y participante en la pintada. Se llamaba Angel Martín Sarmiento, aunque de ángel tenía poco y hubiera sido inquisidor y quemador de herejes. No sé hasta qué punto aquellas aseveraciones de Matías era exactas, en cualquier caso, fueron inútiles los intentos del cura que llamábamos Martín Sangriento ya que yo estaba entre rejas, en el calabozo de Aviación por quebrantar arrestos. Este cura del Colegio Corazón de María era colaborador habitual del periódico FALANGE, donde lanzaba diatribas contra Pablo Neruda y autores de izquierda, luego el periódico en 1963 se cambiaría el nombre a El Eco de Canarias y más tarde SIETE FECHAS, Martín Sarmiento moriría en el 2015 con 87 años siendo capellán del equipo de futbol del Betis.
La prensa oficial llamaba a los países tutelados por la batuta soviética con el dichete del «Telón de acero» y a otros, asiáticos, con el «Telón de Bambú», así que más tarde la Iglesia Cubana bautizó nuestro telón carca y franquista como «El Telón de incienso», con gran indignación de santurrones y carcomidos. Aquellas actividades de las que formamos parte sería, según opinó Arturo Cantero, con exageración: la primera rebelión generacional que hubo en España desde la posguerra. Arturo Cantero engendró un material burletero, no siempre ajustado a la realidad, como una serie periodística que llegó al público en varias andanadas, después de la entrevista que le hizo Luis León Barreto para el periódico La Provincia a 9 de octubre de 1983 Esos artículos darían lugar a su libro Las Palmas 1950. Vida, hechos y Milagros de la famosa “Iglesia Cubana.
En los tiempos posteriores a la caída de Canarias Libre, la Iglesia Cubana siguió sus informales concilios en la Plaza Hurtado de Mendoza o Plazoleta de las Ranas. En contacto con el grupo de Mujeres en la Isla se organizó unos “Diálogos de Convivencia”, fruto de la actividad de la escritora católica María Teresa Prats y de los buenos oficios de Manuel Padrón Quevedo, que tuvieron lugar en la mitad de los sesenta. Yo en el colmo del atrevimiento di una charla en el Gabinete Literario sobre
El Héroe en la Historia. En una urbe soñolienta y algo aplatanada a la que había que despertar a aldabonazo limpio, mi charla en que me atrevía a mencionar como héroe al revolucionario fundador de la Unión Soviética, LENIN, era algo inédito, sólo posible gracias al arropamiento de Mujeres en la Isla y a la proverbial ignorancia de la Policía política.
De derecha a izquierda: Emilio Díaz Miranda, Antonio Padrón (pintor), Mercedes González de Linares (escritora de Mujeres en la Isla), Matías Díaz Padrón (conservador del Museo Del Prado), Carmina Miró.
Siempre en contacto con grupos intelectuales Matías y yo conocimos a Mercedes Gonzales de Linares de la que me enamoré perdidamente, pese a los 20 años de diferencia; gracias a ella conocí lo que había sido la Institución Libre de Enseñanza y a Francisco Giner de los Ríos y descubrí mi vocación de maestro y mi inclinación a la Pedagogía. Matías nos acompañó durante la duración del servicio militar y nuestra “pareja” era un escándalo a sotto voce en la “buena Sociedad”.
Matías tan erudito y penetrante en sus investigaciones era muy discreto en su vida privada, de tal manera que nunca supe directamente de sus amoríos, sino a través de terceros. Permaneció en el celibato matrimonial hasta el día de su Muerte, aunque la doctrina del Amor Libre elaborada en los años sombríos del franquismo y las negras sotanas fuese semioficial en las tertulias de la plazoleta de las Ranas.
No tendrá viuda que le llore, pero sus lectores pueden deleitarse y aprender de sus múltiples y doctos escritos, mientras que los pocos que quedamos de aquellos tiempos “cubanos” y los muchos amigos que le han conocido le recordamos en esta hora 25 que, aunque no aparece en ningún calendario, le llevamos en el corazón…
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