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Pobre pinzón azul de Gran Canaria (I)

Pascual Calabuig

Al respecto de las tareas de conservación del pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla polatzeki) que realiza nuestro Cabildo, considero oportuno informar a la ciudadanía de las siguientes cuestiones.

El desarrollo del último Plan de Recuperación, que caducó el pasado año, en lo que respecta al trascendental aspecto de la cría en cautividad, ha supuesto un grave y programado incumplimiento del que no alcanzamos a comprender su causa. A través de sucesivos boicots, desde la Oficina de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, no se dejó a nuestro Cabildo reponer ninguna de las parejas que conforman el núcleo reproductor del Centro de Cría de Tafira, como era de obligado cumplimiento. Desde este Centro se logró el hito de crear una nueva población en el Pinar de Llanos de La Pez. Con los datos en la mano, la cría en cautividad y las liberaciones, tal y como las realizó nuestro Cabildo inicialmente, se han demostrado, sin duda, como la efectiva herramienta de conservación de nuestra más amenazada y emblemática especie.

Mediante diversas artimañas, que considero del todo ilegales, se fue posponiendo la reposición obligatoria de las parejas para llegar al estado actual en el que Tafira, más que un Centro de Cría, es un geriátrico del pinzón azul. Eso sí, la cuantiosa inversión de nuestro Cabildo sigue igual que si aquello fuera un lugar realmente efectivo, capaz de producir por encima de la treintena de ejemplares por temporada, si no se viese sometida al referido boicot. Ello permitiría la conquista de nuevos pinares, repoblados hace más de cincuenta años y que solo esperan por la suelta de ejemplares sanos y con la debida diversidad genética. Lo ocurrido los últimos años es tirar el dinero de manera inexplicable y anunciada.

Se basaban para paralizarnos en decisiones de un comité que decidía cambios por encima de lo estipulado en el Plan de Recuperación, sin tener capacidad para ello. Este Plan había superado un Período de Información Pública y sido aprobado por el Parlamento de Canarias. Era una estrategia de determinadas personas de la Viceconsejería de Medio Ambiente que, habiendo fracasado en toda la línea en sus intentos por criar pinzón azul durante más de una década, decidieron cargarse el Centro de Cría desde el minuto uno del inicio del nuevo Plan, que ya estaban en condiciones de manejar, pues eran los responsables de su torticera redacción. A diferente escala, es como si consideráramos que, en 2017, las ilegales decisiones del Parlament de Cataluña (el comité), pudieran estar por encima de la Constitución (el Plan) y decidieran unilateralmente proclamar la independencia (el cierre por obosolescencia del Centro de Cría).

Detectadas las graves irregularidades que se cometían tan flagrantemente, fueron oportunamente denunciadas en los ámbitos internos del Plan y del Proyecto LIFE que se incumplía igualmente. Aún así, gracias a desleales cómplices en nuestro propio Cabildo, las irregularidades continuaron cada temporada, disfrazadas de excusas incomprensibles (que si era caro, que si no había gente, que si una Pseudomona, que si había algo mejor, etc, etc) y que fueron desenmascaradas con la contundencia de los datos y la razón. El incumplimiento continuaba y a quien intentaba, como es mi caso, que se impusiera la legalidad y el sentido común, pues se le veta y margina de cualquier ámbito de decisión, aun siendo la persona responsable en nuestro Cabildo de esos temas, según consta en la propia RPT de nuestra Corporación.

Ante semejante abuso y desviación de poder, opté por hacerlo público. En julio de 2017 impartí sendas conferencias que fueron luego subidas a Youtube, donde pueden verse todavía. Si, como aseguraban, todo era legal, no tendrían inconveniente en que se informara a la ciudadanía de los entresijos del boicoteado Plan.

Fueron muchas personas las que me advirtieron que difundir aquellas gravísimas acusaciones en las que, como poco, dejaba entrever indicios de prevaricación, malversación de fondos públicos, incumplimientos de sentencias judiciales y otras ilegalidades por el estilo, podían suponer acciones en mi contra.

Salvo algunos intentos de desviar la atención, como quien vierte tinta de calamar, ni una sola de las acusaciones fue refutada, ni mucho menos denunciada, pues sabían que eran tan reales como demostrables.

Eso sí, tal atrevimiento les sirvió para “sostenella y no enmendalla”. La por entonces Viceconsejera de Medio Ambiente, doña Blanca Delia Pérez, vetaría mi presencia en cualquier cuestión que tuviera que ver con la conservación del pinzón azul. Mira por donde, quien fue detenida en La Laguna, siendo Concejala del Ayuntamiento, en estado de “suma alegría”, conduciendo en dirección prohibida, huida de la Policía, posteriormente juzgada y sentenciada, lejos de ser apartada de la Política, como en cualquier país serio, sería, por el contrario, elevada a los altares del Gobierno de Canarias. Con esos antecedentes esa señora se sentiría con la autoridad moral necesaria para vetar a un indefenso veterinario que quería, nada más y nada menos, que cumplir la legalidad y rentabilizar la cuantiosa inversión de dinero público realizada cada temporada en Tafira.

Y digo indefenso porque en mi Cabildo, quien debía defenderme no movió un dedo. Y a quien sí lo hizo, nuestro anterior Consejero de Medio Ambiente, don Miguel Ángel Rodríguez, no le apoyaron. Así se va haciendo la historia y como esto da para más les emplazo para la continuación la próxima semana. No se la pierdan.

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