El PP-Feijóo entra en agonía desde la angustia existencial

Emilio Díaz Miranda

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Mi admirado don Miguel de Unamuno que no sólo era filósofo sino también filólogo, tomaba las palabras desde su origen y les daba vida y contenidos inesperados para el común de los lectores.

Así palabra agonía, en el ardiente decir unamuniano, retomaba su acepción original. Agonía no era preludio de muerte, ni final de la vida. Agonía —como Unamuno explica en la introducción de su libro “La Agonía del Cristianismo”— quiere decir lucha. Agoniza aquel que vive luchando; luchando contra la vida misma. Y contra la muerte.

Después de las problemáticas elecciones generales se puede recordar que anteriormente, en la última investidura de Pedro Sánchez, Inés Arrimadas (Ciudadanos) gritó en el Pleno del Congreso de los Diputados llamando a lo que calificaba de “socialista valiente” a que no votara al candidato socialista, impidiendo así que Sánchez se convirtiera en presidente. Lo que ella llamaba “valentía” era “traición” y puñalada para la izquierda. Arrimada no logró convencer a nadie y lo único que consiguió fue echar una nueva paletada de tierra sobre la sepultura de su capitidisminuido y agonizante Partido, aquí usando agonizante en el sentido de moribundo.

La deseada traición de algún diputado del PSOE o la presión subterránea y oculta sobre alguno que otro diputado independiente no es cosa nueva en la conducta de las derechas carpetovetónicas, ni en la primera investidura de Sánchez, que logró la presidencia después de una moción de censura.

Uno puede pensar que después de la negativa del electorado a dar la victoria a las derechas y verse cómo en Madrid los asistentes al acto de anunciar sus resultados, las masas ignoraron vitorear al gallego Feijóo y corearon unos gritos de vivas a la madrileña Ayuso como anunciado el sepelio en vida de Feijóo. Pero tales aplausos no son todavía un entierro en vida del PP-Feijóo sino su entrar en agonía, en el sentido del vasco Unamuno, como lucha en el sentido existencial.

Núñez Feijoo dice que “es el momento del cambio en España” y los españoles de a pie nos preguntamos, ¿a qué cambio se referirá este señor cuyo tutor político fue José Manuel Romay Beccaría, sin el cual Feijoo, estaría ordeñando vacas o paseándose en barca con narcotraficantes?

En opinión de los que están a la derecha del PP y no lejanos de VOX aunque no integrados en él, al parecerles tibias las feijoadas, se han preguntado: ¿Acaso, Mariano Rajoy, el otro mentor politico de Feijóo, no tuvo la confianza del pueblo español a través de 186 diputados para quitar del medio político a Zapatero y que sirvieron para seguir destrozando a la clase media española, ceder al chantaje de los sediciosos, separatistas y beneficiar al gran capitalismo?

Estos ultraderechistas dicen cosas que piensan muchos dentro de la masa electoral, por ejemplo cuando preguntan: ¿De verdad que nos vamos a creer los medianamente entendidos en política que, Núñez Feijóo va a tirarnos un salvavidas – de alguno de sus banqueros o viejos adláteres que están esperando la victoria como agua de Mayo para salvar sus culos – con el fin de que no nos ahoguemos más en la miseria económica, social y política en la que nos ha metido Pedro Sánchez con sus bravuconadas y mentiras? Estas palabras son parte de la retórica de esos grupos.

Como se puede leer, el arsenal de la derecha ultra no se acaba en las líneas fronterizas de Vox.

Y eso, permítaseme la ironía, a pesar de que un alcalde, vestido de emperador romano por ser disfraz de Semana Santa, votara al PP. Sí, el alcalde del PP del pueblo de Saldaña votó vestido de emperador romano. Suponemos que sin saber que el rey emérito Juan Carlos había expresado sus simpatías por el PP.

Adolfo Palacios (PP), alcalde del municipio palentino de Saldaña, votó el domingo electoral vestido de emperador romano, acompañado de un séquito de soldados y mujeres también disfrazadas, al coincidir la jornada electoral con el tradicional Mercado Romano que se celebra cada año en el pueblo.

¿Votos santificados?

El obispo de La Rioja, vocal de mesa. El obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Santos Montoya, ejerció ese domingo como vocal de mesa electoral en el edificio Quintiliano de la Universidad de La Rioja, muy cercano al Seminario, donde reside, dispuesto a «cumplir con un servicio a la ciudadanía». Unos suponen que los votos en aquellas urnas estaban santificados.

Sin embargo, santificados o no, la mayoría votante parece no haberse enterado de que gracias a las acciones de la coalición social-comunista PSOE-Unidas Podemos que logró Pablo Iglesias con sus negociaciones, hay hoy menos parados que en la última vez que España votó en unas elecciones generales. Son 3,12 millones, con una tasa de paro del 13,26%. La contratación indefinida, impulsada por la reforma laboral, ha aumentado a 14,3 millones, con una tasa de temporalidad del 17,28%. No hay dato actualizado de los fijos discontinuos, que eran en diciembre del año pasado 443.078 inactivos y 796.889 activos.     

Parece que los medios y el propio PP apuntan ciegamente a un bipartidismo, precisamente por esa polarización del voto. Curiosamente, la agudización de las tensiones que alumbraron la llamada nueva política pueden ser las que acaben con ella. Pero los extremos siguen existiendo.

Los datos existentes fueron ignorados y ocultados por los medios de desinformación privados: La inflación no subió del 1,9% en junio

La inflación en España se situó en el 1,9% en junio, su registro más bajo desde marzo de 2021, lo que convierte a nuestra economía en la primera de Europa en lograr bajar del 2%, el nivel de referencia del Banco Central Europeo (BCE) para no seguir subiendo los tipos de interés.

Espada espirituales y garrotazos materiales, de Søren Kierkegaard y Unamuno a Feijóo y Ayuso 

«Lo que yo te voy a exponer aquí, lector, —decía Unamuno en su libro— es mi agonía, mi lucha cristiana, la agonía del cristianismo en mí, su muerte y su resurrección en cada instante de mi vida». ¿Qué es el cristianismo, según Unamuno? Unamuno afirmaba que Cristo vino a traernos la agonía, la lucha y no la paz. Y nos remite a las palabras del Evangelio en que Jesús nos dice que no trae la paz sino la espada y el fuego. Invocación en la que no estaba entonces solo. Aquellas reflexiones parecen actuales en el 2023. En los tiempos de Unamuno, el italiano Giovanni Gentile, filósofo de la violencia, mílite del fascismo,  arrojó antorchas ardiendo en la batalla de su patria, en la agonía de su Italia: «Non veni pacem mittere sed gladium. Ignem veni mittere in terram». Y si entonces se elevó a Mussolini al Poder, hoy una admiradora suya es Presidente de Gobierno de la democrática Italia, la señora Giorgia Meloni. Y en España un tal Abascal recupera al fallecido en gloria y con fastuos honores don Francisco Franco, aliado del Mussoliini que acabaría linchado en las calles de la Italia liberada.

Hay pues una Europa conflictiva que parece haber olvidado lo que significó el fascismo y la Guerra Mundial, tendencias que vienen de diferentes puntos politicos y geográficos que se encuentran buscándose o sin buscarse, combatiéndose y contrastándose como ocurre entre el PP y VOX y otras tendencias de todo tipo.

Yo no creo que la historia se repite, pero hay sin duda situaciones que nos recuerdan al pasado. En 1844, mientras en París un joven Marx escribía los Manuscritos de economía, política y filosofía, en Dinamarca Søren Kierkegaard bajo el seudónimo de Vilius Haufniensis (el Vigilante de Copenhague) publicaba un libro extraño que sería una especie de evangelio de las tendencias existencialistas de Unamuno, de Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Albert Camus, entre otros, su título: el concepto de la angustia.

Søren Kierkegaard escribe: Cuando el hombre mira al borde, experimenta un miedo definido a caer, pero, al mismo tiempo, siente un aterrorizante impulso de tirarse intencionalmente al vacío. Esta experiencia es de angustia o temor por nuestra completa libertad de elegir si arrojarnos o no al precipicio. Es la angustia paralizante en el grito sostenido y la acusación permanente de culpabilizar al Otro, al Demonio, en este caso al Gobierno Sánchez-Unidas Podemos.

Kierkegaard consideraba que la razón no es suficiente para la filosofía y debe haber algo más para poder alcanzar la verdad, pues la filosofía moderna descansa en la disonancia entre el pensamiento y la existencia. En el terreno patológico, no siempre político, una crisis de angustia comporta la aparición súbita de miedo o incomodidad intensos además de al menos 4 de los siguientes síntomas físicos y psíquicos: Dolor o molestias del toráx. Sensación de asfixia. Mareo, inestabilidad o desmayos. Cosas que traducidas al panorama parlamentario vimos en los comportamientos de Junts, PP, Vox, Coalición Canaria, Ciudadanos, y de la designación y vetos dentro de SUMAR, así como en los derechozos del PSOE como Guerra, González, Leguina, y las voces independentistas de los Pujols y familias del arco regional de nuestra España, sufrida y vilipendiada.

En momentos en que la ambición egoísta de algunos se sobrepone a los intereses nacionales de la Patria, sin necesidad de ir a la iglesia ni pedir perdón por nuestro voto colectivo ni agónico ni angustioso, sino escalofriante, habrá que decir, siendo ateo o deista, creyente o descreído: ‘¡Dios nos coja confesados!

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