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El 20N y la refundación de la izquierda por José Manuel Corrales

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Las recetas neoliberales aplicadas en los últimos años han profundizado en la depresión economica, ha tenido serias consecuencias en el recorte de derechos sociales y en el deterioro del marco de libertades, provocando una auténtica involución.

En Canarias, desde hace algo más de medio año rige una inestable unidad política entre Coalición Canaria y el PSC-PSOE, que no ha supuesto un cambio politico sustancial y ha aportado poco al autogobierno de las islas.

La actual situación de profunda crisis economica y de claro predominio conservador debe hacer reflexionar seriamente al mundo progresista, provocando una auténtica catarsis interna en el seno de las formaciones políticas de izquierda, que sobrepase sus fronteras partidarias.

Ante este estado de cosas debemos corregir de forma decidida los errores propios de la izquierda y ajustar nuestra práctica política a lo que la realidad social demanda. El futuro de la izquierda dependerá de la capacidad que tengan las fuerzas progresistas de hilar un discurso alternativo y consistente sobre los tres grandes retos que tenemos: Economía, Sociedad y Estado.

Desde el espacio progresista es oportuno reclamar el protagonismo de la sociedad civil, del tejido asociativo en la conformación de la voluntad política. Una sociedad desvertebrada y acrítica es una sociedad muerta. El 15m nos ha demostrado que el pueblo progresista y critico es mayoritario, lo que falla estrepitosamente son los cauces para su adecuada expresión politica. Por ello, hoy más que nunca, toda lucha global o sectorial contra el neoliberalismo que se nos intenta imponer , es positiva y permite crear zonas de rebeldía social e ilusión colectiva frente al actual caótico orden de cosas.

La economía debe colocarse al servicio de los seres humanos, apostando por una salida a la crisis en donde la mayoria no se quede tirada en la cuneta. Por tanto hay que preservar, con uñas y dientes, las conquistas del mínimo Estado de Bienestar existente e intentar profundizar en la democracia socioeconómica y asi frenar el creciente poder de los sectores especulativos y financieros.

Hace una década, toda Europa debatía sobre la conveniencia o no de seguir el ejemplo francés y reducir la jornada laboral a 35 horas semanales. Ahora, toda Europa debate por desgracia cómo aplicar el mandato de trabajar más y atrasar de forma considerable la edad de jubilación.

La Unión Europea de 2001 tiene muy poco que ver con la actual. El retroceso de la izquierda -en cada uno de los países y, por tanto, en las políticas que emanan de Bruselas- ha sido tan contundente que habría que recular muchas décadas para encontrar un mapa de Europa tan conservadora.

Para hacer formulaciones válidas y novedosas sobre la sociedad, la economía y el Estado, no es bueno acudir al recetario clásico aunque tampoco es deseable obviar las lecciones que la historia nos ha dado.

Hoy la izquierda en España, y en Canarias en particular, es muy plural, muy diversa, no existiendo por supuesto una casa común orgánica. La única casa común que debe servirnos de referencia es la propia sociedad, y la única causa común que nos debe unir es la voluntad de transformar y cambiar positivamente las cosas.

La base social de las distintas formaciones progresistas en Canarias (PSC-PSOE, Izquierda Unida, XTF- Por Tenerife, Si Se Puede, SxTF, Equo , colectivos locales, etc) junto a otros colectivos sociales, debemos y podemos confluir en lo concreto, en la acción social, en la lucha contra los recortes y en la demanda de una salida progresista a la crisis.

En este momento, por desgracia nuestras estrategias partidarias son claramente contradictorias, algunas fuerzas incluso están siendo objetivamente aliados de la derecha y de las políticas conservadoras (el aparato del PSC está muy contento en este patético papel). Pero, indudablemente, es posible corregir errores, desandar caminos incorrectos, renovar estructuras y poner en un segundo término partidismos y protagonismos estériles. Los hombres y mujeres progresistas debemos iniciar un profundo proceso de reflexión sereno y riguroso que nos permita cumplir la función social que tenemos encomendada, y para eso debemos mirar al 15M que es, sin dudas, el movimiento social más interesante y esperanzador para cambiar la politica.

Hoy, con gobiernos continuistas en Madrid y en Canarias, la izquierda debe ser capaz de dar respuestas a tantas preguntas que siguen en el aire. Necesitamos ofrecer sin complejos un socialismo sostenible, innovador y moderno, que se plasme en un nuevo contrato social de derechos pero también de deberes.

Debemos y podemos contagiar, y dejarnos contagiar, de ilusión colectiva, de solidaridad, de lucha contra las desigualdades, contra la discriminación sexual, por la preservación de nuestro ecosistema. Debemos y podemos afrontar los derechos de autogobierno que tiene toda comunidad en el marco del Estado plurinacional y Federal. Podemos y debemos hacer un serio esfuerzo de convergencia y confluencia del espacio progresista para frenar y, posteriormente, derrotar la actual ofensiva conservadora existente en todos los frentes.

El objetivo es vertebrar una seria alternativa política solidaria y progresista, tal y como demanda la ciudadanía, con la inteligencia y la flexibilidad como referencias. No se trata tanto de hablar a priori de acuerdos o alianzas electorales o políticas, sino que el objetivo que debemos proponernos es buscar espacios comunes de actuación que permitan modificar la actual correlación de fuerzas en un sentido diferente al actual. La experiencia nos ha enseñado que las uniones de siglas, a pocos meses de las elecciones son sólo eso: letras juntas. Unamos principios, unamos conciencias, unamos izquierda y empecemos ya; hemos tardado demasiado, pero si hay voluntad llegaremos a tiempo.

Las tentaciones hegemonistas o totalizadoras por parte de cualquier colectivo político de la izquierda entorpecerá ese camino unitario y nos colocará en un permanente diálogo de sordos. La unidad de la izquierda en definitiva se consuma en hechos y no en palabras.

José Manuel Corrales

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