Regalos por Navidad

Tenemos un Gobierno que no nos lo merecemos. No cabe la menor duda. Estas navidades, de regalos y prebendas varias, nos ha obsequiado en estas fiestas con múltiples presentes. El tan dadivoso Ejecutivo, ha sido tan generoso a diestro y siniestro, que no ha olvidado de nadie de la grey que manda y dirige. Y de los mandamases del gran capital, tampoco se ha olvidado, como es obediente proceder.

A la troica (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) se ha inclinado dócilmente en lo que ha pedido, bien por carta y sin ella; a las multinacionales las ha enriquecido aún más; a los bancos españoles los ha rescatado, en una segunda vez (40.000 millones de ? en la primera), con 30.000 millones de ?, más 41.000 millones de ?, que le ha prestado Europa (pero que devolveremos de los fondos públicos, porque las pérdidas es lo único que se socializa en nuestro país). Y a pesar de lo que llaman crisis, que pagamos el vulgo (como así lo tienen estipulado por imperativos capitalistas), en España, ha crecido en un 5,4% en 2012, y seguirá en aumento en los próximos tres años, en un 6,5%. Esta crisis 'de diseño' agiganta el trecho insoslayable entre pobres y ricos.

En cada uno de los ministerios, se ha querido hacer su contrarrevolución particular, todo lo de progresista y evolucionado socialmente, en mejores de vida para todos, y que no estuviera bajo las directrices del nacionalsindicalismo o del nacionalcatolicismo, había que cortarlo de raíz y traerlo al redil. Allí, donde estuvieran a salvo bajo la doctrina de lo divino y humano. Y del dios verdadero y la iglesia única. No hay otra razón a la que atenerse. Es la verdad más pura y divina, a la que hay que someterse en este país de rojos, ateos y demonizado por las fuerzas de Satanás y sus Pompas de izquierdas.

Para este caritativo fin, el ministro del Interior, nos ha regado con una serie de bienintencionadas decisiones: gasta en material antidisturbio 10 millones de ? (entre 2012 y 2016), por lo que deben estar preparados bélicamente, para la que supone que se avecina en las calles. También nos ducharán con un nuevo camión manguera (el botijo), para dispersar a los ingratos que protestan por sus “muy buenas políticas sociales”, como en los trasnochados tiempos de los 'grises'. Estos desagradecidos del vulgo, serán multados con importes dinerarios, que para más inri, no se conocen por toda Europa. Y por supuesto, no se olvidó de los subsaharianos que malviven en la frontera melillense, regalándoles las cuchillas mortales, por si se atreven a cruzar al paraíso (del paro y la corrupción política). Solo quieren a los emigrantes para explotarlos laboralmente. Y para colmo de males, le dará una inverosímil autoridad a los securitas, que no figuran en los manuales de orden público, ni en la Constitución. De este modo privatiza las fuerzas policiales.

El ministro de Industria, nos ha regalado una fuerte descarga eléctrica para los exiguos presupuestos de los sufridos ciudadanos. Contento con haber defenestrado las fuentes de energías renovables, porque eran un gran beneficio para el medio ambiente y el cambio climático que padecemos (que nada les importa en sus pétreos corazones), y eran un estorbo competitivo con los oligopolios de las eléctricas, y decide incrementar el precio en un descalabrado 11,5% Ante este vergonzante, escandaloso y abusivo incremento, que ya pagamos más que nadie en toda Europa, se dignan ¿a rectificar? Lo dudo, ante el acostumbrado fariseísmo que practican en todas sus intervenciones.

El inefable y tozudo ministro de la 'Pésima Educación', que como en tiempos pasados, le molesta la buena educación pública en los ciudadanos. Por tan nefanda, particular y terca reforma en Educación, están en su contra de la gran mayoría educativa de todos los niveles. Se impone su criterio de forma autoritaria (como en los viejos tiempos del caudillismo), a favor de una clase privilegiada, de una ideología religiosa y del negocio privado en la enseñanza. Privatizar el derecho constitucional a la educación, y por acoso, en la imposición de una doctrina religiosa. Su programa educativo: mucho menor presupuesto; acrecentar el apoyo a la privada; y defenestrar el profesorado de la pública. La educación para quien se la pague.

El ministro de Justicia, nos regala la tropelía de retroceder en treinta años de mejora en la discutidísima ley del aborto. Esta prebenda es el cumplimiento efectivo de los ultras que militan en el Gobierno, como una prueba de melancolía del régimen pasado ?y en especial a las imposiciones de Rouco y los opusianos?. Tiempos pasados, en el que la iglesia católica dictaba las normas a seguir en el comportamiento moral del plebeyo rebaño. La libertad de acción en mente y cuerpo de las mujeres las ha amputado radicalmente con esta ley antigualla, en las que ya no son libres para decidir en seguir con su maternidad, junto a su marido o pareja. Ley en absoluto desacorde, con la legislación vigente de toda la Europa conservadora. Lástima, porque ya no veremos a los obispos, engorrados con viseras, protestando en la plaza de Colón de Madrid, contra el aborto. Acaso se han manifestado contra la miseria ni el ultrajante paro y hambre en las familias, que también matan, y son seres vivos. Esta ley no excluye los abortos, ahora serán clandestinos, con alto riesgo. Simplemente, es la repetición de la historia.

La nueva reforma, de la ya reformada ley laboral, de la ministra, se ha hecho realidad; al igual que la reforma de las pensiones, también en disminución, como manda la diosa Merkel y la troika. Además, de haber finiquitado de hecho, la ley de Dependencia, el incombustible de la política Rajoy, ha regalado a los periodistas el derecho de no hacerle preguntas, para no dejarlo en evidencia, si no tiene la respuesta escrita o en pantalla de plasma. Este servidor público, sabe de sus limitadas aptitudes ejecutivas, y de las muchas trapisondas corruptas en el partido que dirige, que no desea preguntas comprometidas y respuestas simplistas y mendaces. Deber que también niega y hurta a los ciudadanos en su derecho a la información, a la transparencia y a la Democracia, en una gestión honesta y limpia.