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Si estás leyendo este artículo, es probable que sueñes con una Canarias más justa, sostenible y de esperanza.

Como tú, cientos de miles de personas sentimos que ese sueño se convirtió en una realidad posible hace no muchos años, cuando una ilusión desbordante nació en las plazas. Esa chispa se transformó en un reclamo por una política a la altura de la gente, porque no era imposible hacer política para la gente común (¡y además, hacerlo mejor!).

Esa pequeña-gran revolución cambió nuestra Historia, cambio nuestras vidas para siempre, y llegó para quedarse con un nombre que se grabó en nuestro ADN. Esa ilusión terminó por llamarse PODEMOS.

Algunos (con caras y nombres muy conocidos), trataron, desde la mentira, de apagar la esperanza para mantener un sistema injusto y evitar lo que era inevitable: que hubiese un gobierno al servicio de la gente que pusiera a los de arriba en su lugar.

 Recordemos.

2014. Un grupo de gente de a pie (profesorado, activistas, currantes de todas las ramas) pone sobre la mesa un mensaje que llega a millones de corazones: la política debe servir para garantizar vidas felices para todas. Para ello, hay que acabar con las injusticias, con la corrupción, con la idea de que la democracia es votar cada cuatro años y de que la política solo la hacen unos pocos. En resumen: hay que poner límites a los poderosos.

El mensaje es tan claro que empieza a mover cosas profundas en nuestra sociedad. Resultados brillantes en las europeas. Crecimiento en los territorios. Cinco millones de votos en las generales de 2015. La sensación de un cambio inmenso que va a acabar con los privilegios para generar un futuro digno para las mayorías.

Nuestra apuesta por la democracia es firme, y esto empieza a incomodar a los de arriba, que empiezan a hacer trampas para que la gente humilde se olvide o desista de esa idea sencilla y a la vez tan poderosa: las instituciones tienen que estar al servicio de la gente.

En 2016, Podemos es, según todas las encuestas, primera fuerza. Los de arriba, aterrorizados, empiezan a dar palos de ciego: noticias falsas, espionaje, acoso. Son minoría absoluta, pero tienen poder y sus ataques nos hacen daño. Mucha gente se desanima y sufre la herida de las mentiras. Un futuro digno es posible, pero es difícil.

Y aún así, tras un camino lleno de obstáculos, llegamos a las instituciones: gobiernos municipales, autonómicos e incluso al gobierno estatal. En 2019 empezamos a cambiar Canarias. Pero es mucho el daño que las mentiras de algunos nos hicieron, y es complicado reparar errores propios, división interna, lucha dentro de la izquierda, egos y expectativas frustradas.

Ahora hemos sabido que Antonio Ferreras, director del canal ‘La Sexta’, fue partícipe de uno de estos ataques. Esto es terriblemente grave por tratarse de un profesional de la información (aunque esto quedó ayer en cuestión de forma irreversible). Mucha gente hoy pierde la confianza en un medio de comunicación como ‘La Sexta’, y no sin razón. Ahora se ha confirmado que cierto periodismo (cuya función es también controlar a quienes tienen poder) maniobraba para proteger a privilegiados en contra de la gente.

Sobreponerse a los golpes forma parte del camino del cambio. Y esto en Canarias lo sabemos bien. Vicky Rosell, Alberto Rodríguez o Noemí Santana han sido víctimas de mecanismos similares. Y pesar de los ataques, hemos seguido peleando. Porque mejorar la vida de la gente no debería ser una utopía.

Podemos nació para abrazar a quienes queremos y pedimos más de la vida, del sistema económico, del Estado del bienestar, de nuestros gobiernos. A quienes hacemos más por construir barrios, pueblos, islas más dignas y justas. Y nada pudo ni podrá acabar con la esperanza de los pueblos decentes, trabajadores y con esperanza.

Claro que podíamos y lo estamos demostrando. Llegamos a gobiernos, y, frente a la pandemia, el volcán o la guerra, señalamos el camino con convicción: la prioridad siempre es la gente. Y así llegaron los ERTE, los récords en gestión de la dependencia, los sucesivos escudos sociales, la subida del salario mínimo, el aumento en becas educativas, los presupuestos más sociales, la lucha real contra la pobreza, el compromiso con hechos para proteger nuestro medioambiente, a la juventud, a las familias, empresas y personas autónomas, a las mujeres víctimas de violencias machistas, y tantas otras cuestiones que aún trabajamos por resolver. 

Y a pesar de las resistencias, seguiremos avanzando.

Lo hicimos en 2014, en 2015, en 2016 y en 2019, y volveremos a hacerlo en 2023.

Porque hemos cambiado para siempre, y hay una certeza que nos acompaña: la ilusión, el trabajo y la dignidad de los de abajo no pueden apagarlas.

 Laura Fuentes Vega

Coordinadora general de Podemos Canarias

 

 

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