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El Stoke UD o la furia amarilla

Federico Echanove

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Puede que la Unión Deportiva escape esta temporada del descenso y se mantenga en primera. O no. En todo caso lo que está quedando en la retina futbolística de toda España es la imagen de un equipo aguerrido y que da la cara, con empaque y pegada en el área contraria y nada blandengue en la propia. Y que no decaiga.

Porque, y a las pruebas de sus dos últimos partidos San Mamés e Ipurúa me remito, la UD mete ahora contra equipos vascos (y jugando en estadios vascos) unos goles que cuando uno los ve podrían haber sido anotados por esos mismos equipos vascos. O por el Liverpool. O por el Stoke City.

“A mí el pelotón Flaco, que los arrollo”, no sé si me explico. “Pues tuyo es el pelotón Wakaso”. Y en ese plan.

Si a esa contundencia y audacia en las llegadas sumamos que se haya recuperado el gusto por el toque y la posesión del balón que siempre caracterizó al fútbol canario a la hora de construir el juego desde atrás, además de la disciplina en la presión al contrario en su propio campo, llegaremos a la gozosa conclusión de que esto puede llegar a ser algo más que un equipillo.

Es bien sabido que a nuestro archipiélago todo tipo de tendencias ha llegado a lo largo de la historia algo fuera de tiempo, unas veces algo antes y otras algo después del momento en que esas mismas modas han sido hegemónicas en la Península o el (los) continente(s).

Un desacompasamiento que uno cree que en muchos aspectos ha sido también aplicable al fútbol canario; y que eso sea lo que quizá explique que el equipo amarillo se haya mantenido más años de la cuenta practicando un tipo de futbol defensivo y temeroso (y nada amante del balón, porque eso era “de pinguitas que quieren jugar como Brasil y así no se ganan partidos”) y que extrae lo peor de nuestra idiosincrasia aunque haya sido interpretado en las últimas décadas casi siempre por jugadores foráneos.

Y que, en definitiva, ese otro nuevo fútbol muy físico, pero también estéticamente muy vistoso, además de efectivo en cuanto a resultados y que, por sintetizar, sería el que empieza a practicar el Barcelona de Cruyff y tiene su epítome en el de Guardiola, también ha ido llegando más tarde a estas tierras, aunque quizá si hablamos de todas las Islas, el Tenerife de Valdano pueda constituir una curiosa excepción a la norma.

En fin, que es una gozada ver jugar a la UD ahora fuera de casa, dominando la pelota tanto o más tiempo que sus rivales y empleándose con más fiereza que nunca en ambas áreas. La senda que nunca se debió de perder.

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