Vergüenza ajena

La Sra. Consejera de Turismo, en su aparición en escena, para dar el pistoletazo de salida al replanteo de las obras de remodelación de la casa solariega de la familia Sall, cedida hace muchos años a los dos Cabildos capitalinos de ambas provincias; y que gracias al Ayuntamiento teldense y a nuestro recordado Pedro Lezcano, hoy se ha hecho realidad, el ansiado deseo de convertirlas en un centro de interpretación. Su magistral lección sobre el abolengo de la familia Millares Sall, históricos propietarios del patrimonio cedido, y su “profundo” conocimiento de los términos: edificio y edificabilidad, confundiendo los apellidos de la familia Sall, con la gastronómica sal, que tanto abunda en nuestra isla conejera; y para más inri, se “fumó un puro” cuando una concejala de su partido, le puso en antecedentes de su error.

Lo que podía haber sido un entrañable acto, en el acogedor y sin par rincón del Barrio de San Francisco, corona turística de la ciudad de los faycanes. La “seña” le convirtió en un “sainete” impropio de todo un representante de nuestra autonomía. Visto su desenfrenado comportamiento, sería recomendable, para la salud de nuestro archipiélago, que D. José Manuel, le ponga un apuntador con experiencia a su lado, o a la “seña” un bozal, al objeto que no nos siga dejando en ridículo, dentro y fuera de nuestro archiconocido archipiélago, y, no precisamente, por las campañas que ésta calenturienta mente, prodiga, allí donde pueda lucir su “palmito”.

No es de recibo que ésta señora, que me dicen es universitaria, que yo no lo pongo en duda, pero que a la vista de sus reiteradas meteduras de pata, le asocio a aquellos que entran en la universidad, pero la universidad no entra en ellos; con sus comportamientos y actuaciones, ponen al rectorado a la altura de una “zapatilla” , pues tenemos la “desgracia” que la prensa digital de la islas, tiene muchos, y ávidos lectores, que siguen el día a día de nuestro archipiélago, del que desgraciadamente, tienen en muy poca consideración a nuestros autonómicos gobernantes.

No voy aquí a relacionar los “disparates” que por esa boquita de piñón, soltó ayer Dª. Rita, ni tampoco las caras de circunstancia de los políticos presentes, y la hilaridad de los medios de comunicación; pero si, desde mi modesta opinión de escribidor, pregunto: Don José Manuel Soria ¿Por donde le tiene cogido Dª Rita, para que aún no la haya cesado?

Antonio Ortega Santana