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Rubalcaba, “el rey”

Christopher Rodríguez

Ingenio —

El pasado día dos, en plena crisis interna del socialismo español provocada por la resaca electoral, llegaba un anuncio histórico que iba a perjudicar aún más la cohesión interna del partido: el rey, tras 39 años, hacía pública su decisión de abdicar la corona en su hijo Felipe de Borbón.

Horas después del anuncio, el Secretario General en funciones del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, hacía una rueda de prensa para analizar este momento histórico y anunciar el apoyo sin fisuras al proceso que debía abrirse en esos momentos.

Su decisión llegaba unos pocos meses después de que en la Conferencia Política del PSOE de noviembre se reflejara el importante sentimiento republicano existente entre las bases del partido, que hizo que incluso uno de los organizadores del cónclave, Ramón Jáuregui, temiera por la ruptura del consenso sobre la monarquía.

La división sobre este tema se reflejó en el propio plenario de la conferencia, cuando se dio lectura a las resoluciones sobre el tema, donde se limitaban a constatar la “tradición republicana” pero apoyaban la monarquía. La sonora pitada que se escuchó de una gran parte de los delegados, dejó comprobado que ese tema se había cerrado en falso. Buena prueba de ello, es que horas después del anuncio de Rubalcaba, dirigentes territoriales ya ponían el grito en el cielo, como el caso de Galicia, Navarra, Baleares, Catalunya así como la corriente Izquierda Socialista y las Juventudes Socialistas de España.

Con su anuncio, Rubalcaba hacía así su último gran gesto de Estado, pero también su último gran daño al PSOE. Un partido que va a sufrir el lastre de otra decisión errónea más que tampoco cuenta con el apoyo de la militancia, y una nueva vuelta de tuerca en la imagen de sintonía con el PP, con el respaldo a la ley de sucesión, que vuelve a situar a la organización en el foco de los que les acusan a los dos grandes partidos de ser lo mismo.

Rubalcaba se marcha de la política tomando una decisión que no le correspondía y ahora deja a los pies de los caballos a Eduardo Madina, Pedro Sánchez, Susana Díaz o quien vaya a recoger el testigo en el PSOE. Sin duda, un escenario difícil de lidiar y una etiqueta, la del “PPSOE”, que va a costar mucho quitarse de encima.

Con la votación del Real Decreto Ley de sucesión al trono, un tema que está tan polarizado en el seno socialista y con una situación de interinidad de la dirección, lo mejor que se podía haber hecho es dar la libertad de voto a las y los diputados y que la nueva dirección retome el debate interno. A Rubalcaba, desear que todo le vaya bien en la vida. Adiós y “gracias”.

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