Continuamos con nuestro serial sobre acontecimientos grandiosos ocurridos en La Caja, acontecimientos que les hemos venido contando aquí casi en tiempo real pero que recuperamos del baúl de los recuerdos para que, puestos en relación con la última hora, se hagan ustedes una idea del tamaño del disparate en que andaban metidos en la señera entidad. Ocurrió en este último tramo de presidencia de Suárez del Toro con Juan Manuel García Falcón de director general, antes de que en el horizonte se vislumbrara cualquier tipo de fusión, tanto fría como caliente. Pepa Luzardo, que además de alcaldesa llegó a ser vocal del consejo de administración de la entidad, se empeñó un día en que le dieran el expediente de Sintel. Se trataba de buscar las cosquillas al anterior presidente, Ángel Luis Sánchez Bolaños. La petición de Pepa fue acogida con sabia paciencia por Suárez del Toro que, conciliador como siempre, trataba de templar gaitas. Pero la ex alcaldesa, siempre con la misma planicie encefalográfica, se puso terca hasta que consiguió que le dieran los papeles. Fue entonces cuando un vocal nombrado por el PSOE preguntó en voz alta en el consejo de administración por la identidad del vicepresidente en el momento del presunto escándalo de Sintel. Suárez del Toro lo desconocía y trasladó la pregunta al secretario del consejo, Teodoro Rosales, que contestó que no se acordaba. Le insistieron, “¿de verdad que no te acuerdas?” “De verdad, te lo aseguro”. Y empezó el vacilón: “Te vamos a ayudar, a ver: nació en Telde; su primer apellido es provincia castellano-leonesa; es López por parte de madre?” “Pues no me acuerdo”, se enrocaba Rosales. Hablaremos de Sintel, claro que sí.