Así que ha empezado a explicar el asunto por donde más duele a los partidos políticos, especialmente a los que llevan quinquenios colocando asesores y cargos de confianza del más variado pelaje. Y ese partido en estos momentos en el Gobierno se llama Coalición Canaria, porque al PP este cataclismo ya le tocó cuando fue desalojado de la autonomía. Spínola ha dictado su primera lección práctica diciendo en el Consejo de Gobierno que lo primero que debe hacer un gobierno serio que quiera hacer creíble su propuesta de reorganización administrativa es empezar por adelgazar ostensiblemente su nómina de asesores, cargos de confianza, correveidiles y asimilados, aunque el importe en euros no sea especialmente significativo. Pero tiene su simbología. Luego tocará el turno a fundaciones y empresas públicas, donde ya se ha acometido un primer recorte pero donde se puede, según sus cálculos, seguir profundizando mucho más por la vía de fusiones y amortizaciones de inventos inútiles, inservibles y/o duplicados. La tercera fase iría encaminada a revisar y adelgazar hasta límites nunca visto ciertas consejerías con funciones remedadas en los cabildos insulares, consejerías que, miren ustedes qué cosas, en estos momentos están en manos de Coalición Canaria, concretamente en una sola persona, Inés Rojas, que lleva asuntos como servicios sociales, Cultura y Deportes competencias que se duplican en la mayor parte de los cabildos. Será, en cualquier caso, un proceso doloroso y políticamente complicado que ha de empezar por ser entendido y aceptado en el seno del Gobierno, luego en el seno de Coalición Canaria, luego los sindicatos y los afectados? Y así, sucesivamente.