El auto del que fuera presidente del TSJC intenta, como lo hiciera el primero, el que archivó provisionalmente la causa, no dejar resquicios para la duda. Más que archivar, absuelve a un imputado que nunca se sentó en el banquillo de los acusados ante un tribunal para defenderse plenamente de los delitos de los que se le acusaba. Desintegra el recurso de Justicia y Sociedad sobre la nulidad del archivo por contravenir la Ley del Jurado y descarga su ira contra la Fiscalía Anticorrupción por pretender la prescripción de un delito que el Ministerio Público insiste que sí se cometió. No reprocha ni una sola de las decisiones de la magistrada instructora, Margarita Varona, ni siquiera la negativa a la práctica de nuevas pruebas que aclararan del todo la conducta de José Manuel Soria y el otro imputado, el diputado del PP Manuel Fernández. Todo se hizo bien en la Sala de lo Civil y Penal. Los reproches, como siempre, al denunciante y a las partes acusadoras.