Templo de la sabiduría, de la tolerancia, de la concordia... La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria acompaña a sus éxitos públicos algunos tristes episodios internos que empañan su imagen como institución superadora de las miserias cotidianas. El gerente de la ULPGC, Francisco Quintana, que seguramente será candidato junto a Lobo en alguna lista de CC, dictó el pasado 13 de febrero una resolución que, teóricamente, debió poner en su sitio una injusticia: la retención de cantidades indebidas y abusivas a los profesores que secundaron la huelga de 2003. Tras una sentencia de lo Contencioso-Administrativo, de diciembre pasado, ha reaccionado la Universidad para adaptarse a la legalidad. Pero lo ha vuelto a hacer de manera torticera, como corresponde al modo de operar de este gobierno rectoral que ahora termina mandato.