Nueva Canarias juega a novia despechada, tanto con el PSOE como con Coalición Canaria en Gran Canaria. Pese a incrementar notablemente su número de votos en las elecciones locales de mayo, ha perdido poder en lugares tan importantes como el Cabildo por la estrepitosa caída del PSOE, o en San Bartolomé de Tirajana por la insoportable levedad de la persona que puso de candidata a alcaldesa. Su esfuerzo por recolocarse le llevó a compartir sapo cancionero con CC y concurrir juntos a las generales, lo que le ha reportado la satisfacción de colocar a uno de los suyos, Pedro Quevedo, en el Congreso de los Diputados. Pero el poder local lo tiene manga con hombro porque no es capaz de materializar nada por el odio selvático que las bases de CC presentan frente a Román Rodríguez. Moya puede ser un buen ejemplo, una alcaldía que se queda en manos del PP por la incapacidad de promover un acuerdo entre CC, ACIM y el PSOE. Pero más sangrante es Telde, donde las bases de CC se llenan cada día que pasa de mayores argumentos para rechazar un acuerdo con Nueva Canarias. Cada vez se sienten más cómodos con la alcaldesa del PP y con el prudente comportamiento de los peligrosos hermanos Reyes (especialmente Guillermo), y nada les anima a hacer el pacto que, en caliente, todos reclamaban tras el golpe de mano de Bravo en el Cabildo.