No ponemos ni quitamos una coma. Esto dice la nota de prensa recibida este lunes en las redacciones de los medios informativos canarios: “Una veintena de vecinos de Tunte brindaron este lunes con una paella de carne y mariscos y también con refrescos de cola, naranja y fresa para digerir el condumio y suavizar las altas cotas de calor, por la reapertura de la carretera GC-60 que permite el acceso directo al pueblo”. Vayamos por partes, a ver si los atragantados vamos a ser los sufridos lectores y nosotros como intermediarios. Brindar con una paella, lo que se dice brindar, se antoja complicado reto. Paella es el condumio, cierto, y también el cacharro en el que se cuece, y un brindis sin choque ni es brindis ni es nada. Pero había sólo una paella (o paellera) porque el acto vecinal no fue precisamente multitudinario, como reconoce en su primer párrafo la nota de prensa del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. No hubo, por tanto, brindis de paella, proclamamos. Nos saltamos lo de la cota, perfectamente sustituible por temperatura, y nos centramos directamente en el maridaje de paella con refrescos de cola, naranja y fresa con lo que los comensales se obsequiaron. Entendemos que se trataba de evitar decir que se tomó vino o cerveza, lo que seguramente podría ser mal interpretado por la vecindad, harta de las cuchipandas públicas. Pero de esa ocultación a la confesión de que comieron paella de carne y mariscos con Clipper de fresa va realmente un abismo por el que se podían haber riscado perfectamente de tanto eructo. Lo sustantivo, sin embargo, lo encontramos en el motivo del acontecimiento político-culinario, la “reapertura de la carretera”, que en realidad no se ha reabierto del todo, sí parcialmente, un solo carril, y regulada la estrechez por el muy avanzado procedimiento de un semáforo que operará cuando no haya operarios por los alrededores. O sea, brindar con paella, regarlo con refrescos y que no haya motivos, ya nos dirán ustedes a qué tanto top secret. Pero vean: las autoridades presentes ya las ven ahí, en la fotografía. Flanqueando al presidente del Cabildo de Gran Canaria y al alcalde de San Bartolomé de Tirajana, el concejal de Urbanismo de la localidad, Fernando González Montoro, a la izquierda de Marco Aurelio Pérez (dicen que a la diestra de Paco Araña) y Carlos Sánchez, a la izquierda de Bravo de Laguna. Carlos Sánchez es el cuarto imputado (en este caso acusado) de nuestras historias de hoy. Sigue activo en política, como los tres anteriores. Edificante sí que es.