Pero la gran martingala de La Gran Marina también tuvo episodios grotescos que darían para un par de actos de una ópera bufa. Además de aquel consejo de administración del que salió Soria gritanto que nuestra emisora de radio tenía micrófonos ocultos, recordamos de modo entrañable la vergonzosa reunión en Bruselas con la Representación Permanente de España ante la UE en la que Pepa, Arnáiz y el entonces abogado de la Autoridad Portuaria, Ángel Cervantes (otro portento), esgrimían los más peregrinos argumentos para convencer a las autoridades de la bondad de la gran martingala. Aquel 15 de febrero de 2005 se vinieron todos con el rabo entre las patas, incluido Soria, que paralelamente hacía gestiones con europarlamentarios del PP. Y no vean el cabreo de la alcaldesa, que consta en un acta de la Autoridad Portuaria, al leer en este periódico el contenido del acta de aquella bufonada bruselesa.