El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cardona organiza un festival
A muchos extrañó el gesto unánime del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria cuando en junio pasado apoyó sin reparos la recuperación del festival Womad en la ciudad, cancelado sine die por el alcalde al considerar (oficialmente) que el precio era muy elevado y (extraoficialmente) que los negros le producen ronchones, por mucho que quiera liderar un fantasmagórico proceso de apertura hacia la vecina África. Los peor pensados dedujimos entonces que ese respaldo a la iniciativa que defendió el concejal socialista Fernando Navarro solo tenía intencionalidad electoralista: que la inminencia de las elecciones de mayo hacía conveniente organizar para noviembre un Womad que permitiera recuperar parte del crédito cultural perdido por ese equipo municipal de gobierno. Los sonoros fracasos en otras iniciativas como el Festival de Cine, que ha abochornado a propios y extraños, la cancelación de actividades y la reducción al absurdo a toda actividad pretendidamente cultural en la ciudad aconsejaban un golpe de efecto así que reconciliara al PP con alguien. Pero, tres meses después de aquel espejismo, nadie ha movido un dedo para ejecutar la moción, nadie ha contactado con la organización del Womad para que prepare un proyecto adaptado a las disponibilidades económicas, nadie ha tanteado si quiera si hay posibilidades de volver… La oposición socialista ha preguntado un par de veces qué fue de aquello, Juanjo, pero la respuesta vuelve a ser la misma: ese es un festival muy caro que no podemos sufragar en solitario. Pero tampoco ha habido tanteos ni con el Cabildo ni con el Gobierno para que ambas instituciones arrimen el hombro. Por lo tanto, la sospecha de que algo tramaba Cardona se han visto confirmadas estas últimas semanas al conocerse que sí prepara un festival, y lo prepara para noviembre.
300.000 euros y a espaldas de Bolta
El festival que el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria quiere que se celebre en noviembre, probablemente en el parque de Santa Catalina, no será el Womad, será un postizo del Womad, para lo cual sí tiene dinero, en concreto 300.000 euros. Esa es la cantidad que le ha transmitido a su asesor musical, Miguel Colorao, promotor de conciertos y exitoso organizador del festival de jazz, para que organice por todo lo alto un acto multitudinario de varios días en la ciudad. ¿Y tendrá un corte étnico, de la world music? Parece que sí, a tenor de los primeros contactos conocidos que ha realizado el asesor del alcalde. No es baladí tampoco la elección del mes, noviembre, en el que tradicionalmente y durante dos décadas se celebró el festival que creara hace más de 30 años el británico Peter Gabriel. Y lo financiará en solitario el Ayuntamiento, según lo poco que ha trascendido, que parece tener la partida reservada para dar un golpe de efecto y tratar de sepultar de ese modo la memoria colectiva que todavía se conserva del Womad. El hermetismo es total porque hasta la concejala de Cultura, María Isabel García Bolta, así como su equipo de la Sociedad de Promoción, ha quedado al margen del proyecto, no se sabe si para evitar que el protagonismo sea compartido o, lo más probable, para ahorrarse las críticas y los reproches hasta el momento en que la ejecución sea irreversible.
Isabel Mena prefiere no enmoñigarse
Las primarias en todos los ámbitos (autonómico, insular y local) en el Partido Socialista Canario pueden ser una oportunidad para sacar la cabeza, para salir a flote tras tantos años de desventura. La presentación de nuevos candidatos que, en las tradicionales circunstancias de aparataje no habrían tenido la más mínima oportunidad de opositar, abre sin duda más ventanas para que la cosa se airee. Pero el bloqueo que se impone desde las vetustas instancias pone en peligro no solo el objetivo principal de las primarias (abrir el partido a la sociedad y democratizar los procesos de elección), también amenaza con provocar una profunda crisis interna, una brecha de difícil costura que contaminará la elección, frustrará a la militancia y a la sociedad y, lo que puede ser más grave, dejará en la estacada a valores políticos que sin duda hay en el PSOE. La primera gran pérdida ha sido la de Isabel Mena, actual portavoz socialista en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que ha liderado una férrea y tenaz oposición a las políticas del PP de Juan José Cardona. Llegó al puesto sorteando dos obstáculos muy ensolerados en la Agrupación Local Juan Rodríguez Doreste, el secretario general, Chano Franquis, y su condición de mujer. Pero lo consiguió, y todo hacía presagiar que sería una candidata a tener en cuenta para los que ansían un cambio de rumbo socialista en la ciudad. Primero se dejó querer por el primero que dio el paso hacia unas primarias, Gabriel Corujo, que precisamente este jueves presentará su candidatura. Pero Mena reculó hasta ver cómo se desenvolvía el resto de la organización. Luego vio cómo se le volvía a ningunear designando sin previo aviso y sin consultas orgánicas a Augusto Hidalgo como elegido por la dirección local. Su trabajo de más de tres años en el consistorio no había servido de nada, ni siquiera se le dio la oportunidad de postularse.
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23 años de cárcel
En Canarias Ahora podemos atestiguar que el Lawfare existe. Lo vivimos de cerca entre 2015 y 2022 cuando informamos con todo detalle de cómo el exministro José Manuel Soria (PP) y el exjuez Salvador Alba conspiraron para acabar con la carrera política y profesional de la magistrada Victoria Rosell (Podemos). Y lo volvemos a vivir ahora con el intento de Alba de vengarse en la persona del director de nuestro periódico, Carlos Sosa, tras haber sido descubierto, juzgado y condenado a los tres delitos más graves que puede cometer un juez (cohecho, prevaricación y falsedad en documento judicial) a seis años y medio de prisión y 18 de inhabilitación.
Con la ayuda de una jueza de Madrid que ha desoído incluso al Ministerio Fiscal, Alba ha conseguido que Carlos Sosa se siente en el banquillo para responder a una petición de 23 años de prisión y a una indemnización de 422.500 euros simplemente por haber informado con todo rigor de sus delitos y de sus trapisondas para eludir la acción de la justicia.
Hidalgo, estigmatizado por Franquis
Frente a un aparato que se ha enrocado en las mismas prácticas, ansiosos por perpetuarse pactando puestos institucionales cada vez más caros de obtener, Isabel Mena ha dado otro paso a un lado. No apoyará a ninguno de los candidatos en liza porque no está de acuerdo con la manera en que se están haciendo las cosas. Como no lo están los más críticos con Chano Franquis, al que vuelven a criticar su falta de neutralidad al designar un candidato oficial contraviniendo los principios básicos de un proceso electoral interno que debe ser limpio y sin ventajismos. Al aparato no le viene bien el despendole porque si pierde el control de la organización podría peligrar el puesto de su secretario general al frente de la lista al Congreso de los Diputados en las próximas generales. Franquis sabe que no tendría opciones en las elecciones municipales y que el voto en las generales son más a la marca que al candidato. Y pacta desde ahora apoyos para entonces catapultando por su cuenta a candidatos a los que estigmatiza con el cuño del aparato. Augusto Hidalgo, que podía haber sido un magnífico candidato motu proprio, se presenta con ese estigma y con las ventajas que reporta que la dirección de la Agrupación Local se ocupe de toda la campaña.
El control del censo por el aparato
El aparato socialista canario tampoco está colaborando especialmente con los candidatos no oficialistas a las elecciones autonómicas. Los equipos de Patricia Hernández, Gustavo Matos y Paquila Luengo se quejan de las escasas facilidades que se dan para acceder al censo de militantes, de los que han de obtener los carísimos 700 avales que permitirán a cada uno de ellos concurrir al proceso de primarias. Aseguran que el equipo de Carolina Darias no tiene esas dificultades, mientras a ellos solo se les permite, en el mejor de los casos, consultar nombres concretos de militantes para comprobar que están en el censo. Un censo, por cierto, que podría estar inflado al incluir a personas que hace años que no pagan sus cuotas, lo que en teoría les invalidaría como electores, y por lo tanto, como eventuales firmantes de avales. Y si el censo está inflado y son menos de 7.000 los afiliados socialistas, o se baja el listón de avales exigidos o es muy probable que algunos de los candidatos no lleguen a la cifra pretendida.
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