Se veía venir desde el principio, y cuando se avecinan las fechas para cerrar el expediente de la Zona de Gran Afluencia Turística de Las Palmas de Gran Canaria todo apunta a que se ha perdido un año irremediablemente, que todo va a quedar como hasta ahora. El alcalde de la ciudad, Juan José Cardona, ya no se expone públicamente para no quedar en ridículo ante sus tres cambios de opinión sobre los centros comerciales elegidos: después de mandar a quemarse al concejal de Comercio, Jaime Romero, ahora ha encargado la cuestión a Ángel Sabroso, el único capaz de solemnizar el disparate más gordo que imaginarse pueda. Si en julio la propuesta municipal fue que abrieran en domingos y festivos todos los centros comerciales de la ciudad, lo que se ha enviado al Gobierno canario (competente para ejecutar las peticiones del Ayuntamiento) ha quedado exclusivamente reducido a Mesa y López, verbigracia, a El Corte Inglés. Y, para que no falte de nada, hasta la asociación en la que estos grandes almacenes están integrados, Asodiscan, se opone a la propuesta cardoniana por considerar que debe extenderse a Las Arenas, donde se ubica otro de sus asociados más potentes, Carrefour. El resto de asociaciones, la patronal de Las Palmas y la Cámara de Comercio, han salido en tromba a oponerse a las pretensiones municipales, a lo que el Ayuntamiento ha respondido, como es norma en su manual, culpando a la Dirección General de Comercio, que no hace otra cosa ?por prescripción legal- que tramitar lo que desde la Corporación se le envía. ¡Y que se autorice la apertura de El Muelle!, clama el consistorio olvidando que para ello debe pedirlo y no lo ha hecho. Comercio no dejará decaer el expediente, resolverá expresamente, como es norma, tras evacuar los correspondientes informes y someter el expediente a información pública y de las asociaciones implicadas, cuyo plazo concluyó precisamente el jueves. Si no hay consenso, que es evidente que no lo hay porque Cardona ha sido incapaz de concitarlo, no habrá Zona de Gran Afluencia Turística, lo que equivaldrá a que el escenario quede como está: podrán abrir Triana y Puerto-Canteras y todo aquel comerciante cuyo local no exceda de 300 metros cuadrados. ¿Y los cruceristas? Teniendo en cuenta que sólo el 8% de los cruceros vienen en domingo, poca oferta perderán, y en todo caso sería responsabilidad del Ayuntamiento dinamizar el pequeño y mediano comercio para que atienda esa demanda y prime la especialización que busca este tipo de turismo, que no viene siendo precisamente las grandes tiendas y grandes marcas que ya encuentra en todas partes del mundo. Quizás el PP lo que quería con este galimatías era la liberalización total de horarios comerciales para acabar ya para siempre con el pequeño comercio, ese por el que claman en cada intervención pública elogiando su capacidad para crear empleo. ¿Alguien se extraña?