Lejos parecen ya aquellos tiempos en que la crisis del socialismo canario parecía enquistada en la isla de Gran Canaria. La irrupción del PP y de los pactos de ese partido con lo que luego fue el embrión de Coalición Canaria (“con el PP, ni de coña”, decían los nacionalistas asamblearios y de izquierda poco antes de apoyar una censura a Carmelo Artiles en el Cabildo) condenaron al PSOE a una larga temporada en la oposición, rota el pasado mayo con la victoria de Jerónimo Saavedra y el empate en número de consejeros de José Miguel Pérez y José Manuel Soria. Ahora la crisis ha saltado el charco y tiene apesadumbrado al socialismo tinerfeño, con problemas en Santa Cruz de Tenerife, en La Laguna y en la mismísima Ejecutiva Insular. Una hoja volandera anónima es el primer síntoma que nos ha llegado de algo parecido a la autocrítica, pero todo hace pensar que habrá catarsis en breve.