“Los coroneles y los capitanes me han dejado solo”. La frase la pronunció amargamente Jerónimo Saavedra en el último congreso regional del PSC, el que eligió por abrumadora mayoría a Juan Fernando López Aguilar secretario general de los socialistas canarios y dejó fuera a ese histórico dirigente, hoy alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Saavedra se refería, seguramente, a ese indefinido grupo de dirigentes de su partido que deploran el modo de conducirse de Jotaflá y la distancia que está marcando para con los potenciales (siempre potenciales) socios de gobierno. Lo dejaron solo y dos años después parece estarlo de nuevo, porque el alcalde ahora invoca un anónimo apoyo de Ferraz, la sede central de su partido, para avalar sus tesis de que López Aguilar debe abandonar la secretaría general. Y ha hablado el veterano político de una avanzadilla de la Federal que, hace unas semanas, visitó Canarias para no se sabe muy bien qué cosa. La avanzadilla la encabezó Ana Ovejero, persona de la máxima confianza del ex ministro de Justicia.