Hace ya un tiempito que la deriva editorialista del periódico El Día tomó derroteros faunísticos. Con referencias a determinadas aves de corral ha criticado don Pepito a cargos públicos canarios, esos que a su juicio no hacen nada por conseguir la independencia y la creación de la República Independiente de Canarias. Este viernes esos profundos estudios de las aves y pajarracos que el editorialista realiza siempre en presencia de Peytaví y Chaves, dieron un paso de gigante al referirse a una determinada persona que lo trae por la calle de la amargura como “ave fea, rapaz y de importación peninsular”, así, por ese orden. No descartamos nada, ni siquiera que estas repentinas incursiones en el mundo de la fábula respondan a cualquier efecto secundario derivado del tratamiento que el insigne editor asegura estarse aplicando en el cuero cabelludo para combatir una molesta queratosis actínica. Fue esa enfermedad y los correspondientes picores, y no un corte de mangas como tan exageradamente publicamos aquí, lo que le llevó el pasado lunes la mano derecha a la cabeza de modo instintivo. Eso sí, con la ayuda, a la altura del codo, de la mano izquierda, pero vuelta hacia abajo, lo que a todos nos hizo pensar que este señor tan educado había perdido por completo la compostura. Pero en un alarde de generosidad, don Pepito ha perdonado a los que pensamos mal, de ahí que haya afirmado en una de sus pastorales de la semana que ha decidido dedicar tal pose de desprecio a “cuantos traicionan a Tenerife y a Canarias, ya sean éstos fotógrafos, periodistas o políticos. O sea, que el corte de mangas vale”. Pues vale, don José.