Cuando Soria vio que la Casa Palacio Insular no iba a salir para antes de las elecciones de mayo pasado, se desentendió por completo del proyecto. Tanto que ni siquiera tramitó algo fundamental en cualquier administración, esos reformados que venían avalados por los técnicos. Lo que no sabemos decirles ahora mismo es en qué proyecto de gran envergadura se concentró el ex presidente del Cabildo para pasar a la posteridad, porque habremos de descartar la bandera (peligrosa y cara de mantener) o la Cueva Pintada (pagada por varias administraciones). Ni siquiera contamos en este apartado su casa-palacio de Tafira Alta, en la que, por cierto, intervino alguna empresa de las que trabajan en la otra Casa Palacio. Esta semana, como les decíamos, la nueva sede del Cabildo, la que habrá de servir para dignificar un pizco esa Corporación, ha experimentado un empujón. Los mandamases esperan verla terminada en 2009, con veinticuatro meses de retraso, miren por donde.