Cuidado con Antonio Toscano. Esa es la frase más repetida estos últimos días entre los abogados y las personas que tratan de esclarecer los hechos sucedidos en torno a la Casa Cuna de Tenerife. No quieren que el presunto investigador, criminalista, desinteresado defensor de la infancia desprotegida, tenga que ver nada con el asunto, muy probablemente porque ya le han cogido la matrícula. Con perdón por la inmodestia, ya lo habíamos retratado en este periódico cuando se lanzó a publicar disparates inveraces y sin el menor contraste en una web hedionda de Telde, de donde tuvo que desactivar algunas patrañas ante el serio peligro de acabar ante un juez. Pero ahora está intentando hacerse un hueco entre las personas que intentan hacer una investigación seria y profesional de lo ocurrido con las adopciones ilegales y los malos tratos sufridos por los menores de la Casa Cuna. Hace unos días se le pudo oír en radio San Borondón profiriendo insensateces y contestando a todas las preguntas de modo hiperbólico y morboso, sin concreción alguna y sin el menor dato que pueda avalar alguna de sus aseveraciones más allá de lo publicado por la prensa que está siguiendo el caso. Las defensas se lo han dicho clarito: que corra el aire o te llevamos a la fiscalía.