Volvemos sobre nuestros pasos para añadir algunos matices importantes a lo que hace unos días les contábamos aquí acerca del juicio por despido del ingeniero Francisco Cabrea, aquel que Soria mandó despacharse por haber osado denunciar el escándalo del negocio éolico, que miren ustedes cómo va. (Bueno p'a gossal, mulata). El despedido no reclamaba despido improcedente, que ya lo reconocía la Administración que lo liquidó, sino despido nulo, alegando para ello que Soria se lo cargó por delator del pelotazo eólico. De admitirse esta demanda, Cabrera tendría que cobrar los salarios pendientes, que vienen a sumar unos 60.000 euros brutos al año, además de poder reclamar la readmisión, con lo que eso jeringaría a quien ustedes ya se imaginan.