El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Eduardo González tampoco
No le salen las cuentas al secretario general de los socialistas grancanarios, que atraviesa en estos momentos una crisis que, independientemente del tamaño y la proporción que quiera dársele, no deseamos a nadie. La cosa viene de atrás, de muy atrás, cuando cayó embelesado en los brazos de Chano Franquis, máximo exponente del franquismo socialista, y de Demetrio Suárez, respaldador del franquismo en la vertiente Este y del franquismo en la vertiente Sur, entendiendo como tal el conchabo de entonces con Marcial Franco. Se dijo en aquellos días que Jerónimo Saavedra estaba en la operación de esa especie de catarsis socialista, pero lo cierto es que el eterno Saavedra no suele estar en ninguna operación, aunque se las atribuyan todas por ese arte tan especial que tiene de aparentarlo con sólo hacer un mohín. Tras la revolución franquista llegó la primera crisis, que no podía localizarse en otro sitio sino en la Agrupación de Las Palmas de Gran Canaria, donde el franquismo colocó a un hombre aparentemente cómodo al aparato (nuevo aparato), Pedro Cuesta. El sistemático ninguneo al que sometieron al secretario general provocó la estampida de Cuesta y el nombramiento de una gestora en la teórica plaza principal . Todo el poder se acumulaba así en el entorno de Eduardo González, que dejó caer la gestora aburriendo a Herrera Piqué para asumir la capacidad última de designar candidatos a Las Palmas, al Cabildo y, a poder ser, al Parlamento, donde habría de ir él. Pero menos.
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