Entrevista de pago en ‘The Guardian’: cero euros; rosquetes para Soria: 56,40

“Contenido de pago/ pagado por”… En inglés, Paid for by. Tal leyenda, junto al nombre de la agencia que se ocupó del encargo, The Report Company, aparecía en el encabezamiento de la entrevista a Fernando Clavijo, alcalde-presidente de Canarias, que publicó este viernes el diario británico The Guardian. Una entrevista promocional, muy divulgativa, sobre las excelencias de Canarias dirigida a una población, la británica, que constituye un público objetivo primordial para los intereses turísticos canarios y, en versión gubernamental, para la captación de posibles inversores internacionales que desconozcan las bondades bondadosas de nuestro régimen fiscal. El equipo que lleva las redes sociales del presidente del Gobierno lo vendió convenientemente en Twitter para público conocimiento de sus 3.958 seguidores. Algunos muy curiosos se preguntaron de inmediato cómo puede ser posible que un diario tan prestigioso fijara su atención en un presidente autonómico. Y la respuesta estaba en la firma: una agencia especializada en proporcionar contenidos había colocado tal entrevista a un precio ignoto que una fuente autorizada de Presidencia del Gobierno fijó exactamente en cero euros. Cero patatero. La persona que negoció esta pica en la pérfida Albión, el viceconsejero de Comunciación, José Luis Méndez, lo explicó así a este periódico: “No hay ninguna contrapartida económica ni vinculada a la entrevista ni a ninguna otra iniciativa”. Y añadía: “La entrevista la realiza una agencia que genera contenidos para The Guardian. Desconozco  qué tipo de acuerdos tiene con el medio, lo que sí garantizo es que ni esta agencia ni el medio han cobrado, ni tampoco tenemos relación comercial vinculada con otra actividad”. Es decir, la entrevista de pago a Fernando Clavijo en The Guardian no costó ni un euro a las arcas públicas de Canarias, según la versión oficial.

 

Publicidad pagada pero gratis

Debemos entender, así las cosas, que la agencia que la realizó y que la colocó en The Guardian, The Report Company, lo hizo por amor al arte, y que el periódico la publicó con el mismo sentimiento. Sin embargo, en el apartado de “contenidos comerciales” del diario, donde se explica a los lectores en qué consisten éstos para que nadie se lleve a engaño, puede leerse claramente, bajo el epígrafe de Paid content/paid for by, lo siguiente: “Contenido de pago/ pagado por: se utiliza para describir las características de publicidad pagada y controlada por el anunciante y no por la empresa editora, sujeta a las normas de publicidad del Reino Unido, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos y las normas de la Oficina de Publicidad de Australia. Este contenido es producido por los departamentos comerciales y no implica a periodistas de la plantilla de Guardian News & Media (GNM)”. Por lo tanto, queda claro que la entrevista a Fernando Clavijo en The Guardian es un contenido comercial, pagado, elaborado por una agencia especializada, que se coloca en The Guardian como publicidad pagada que se rige por los estándares publicitarios regulados en las legislaciones británica, estadounidense y australiana. Resulta poco verosímil que, ante tales definiciones, pueda resultar gratis porque, en tal caso, incumpliría las normas descritas. No es un contenido periodístico elaborado a iniciativa de la empresa editora sino una entrevista patrocinada que el periódico publica con mucho gusto para mejorar su cuenta de resultados. Atendiendo a esta realidad y sin menosprecio de la versión oficial ofrecida a este periódico por Presidencia del Gobierno, habrá que concluir que si no se pagó con dinero de la Comunidad Autónoma de Canarias, la agencia intermediaria lo abonó de su propio presupuesto porque sus propietarios están chiflados de la muerte con los acantilados de los gigantes y la cueva de Los Verdes.

 

Unas machangadas para Soria

Respetamos mucho las versiones que estamos obligados a recabar cuando tratamos de verificar los datos que pretendemos publicar. Respetamos por tanto la que nos ofreció este viernes Presidencia del Gobierno sobre la entrevista a Fernando Clavijo en The Guardian, que seguro que no se pagó con fondos públicos, ma non troppo; como respetamos la que nos brindó un acalorado responsable de prensa del Ayuntamiento de Güímar cuando acudimos a él –en aplicación del deber de contraste- para conocer la versión de la alcaldesa sobre sus dispendios protocolarios. “Son machangadas”, nos respondió el hombre con cajas destempladas, como si lo que le pidiéramos fueran sus apreciaciones personales y no la versión oficial de una institución. Tienen a su disposición en este periódico la machangada de la alcaldesa de Güímar, del PP, of course, y los dineros que se gastó para agasajar a José Manuel Soria con rosquetes y licores (56,40 euros) un día de octubre de 2015 en el que nuestro ministro de jornada se constituyó en aquel municipio en plena pre-campaña electoral para reunirse con empresarios y, de paso, dar un mitin en una de las industria de la zona. O al revés, que el orden de los factores en este caso no altera ni adultera el producto. La doña le regaló al señor ministro unos rosquetes y unos licores que pagó con sus dineros propios de ella y luego pasó al consistorio para que lo que en apariencia fue un detalle suyo se convirtiera, ya con su excelencia en la lejanía, en un agasajo de todos los vecinos y vecinas güimareros. Votantes o no votantes del PP, que tener a un ministro en casa debe ser motivo de orgullo para toda la vecindad, sostienen desde el Ayuntamiento. Esta alcaldesa, María Luisa Castro, ya acumula algunas excentricidades muy propias de La Escopeta Nacional, como organizar un viaje para 52 vecinos al programa de televisión Sálvame de Luxe, o una excursión que costó 4.000 euros en la que se obsequió a los excursionistas con una bolsa con los colores del PP con la frase nada disimulada de “La excursión de la alcaldesa”. Luisi, como se la conoce, es una de las favoritas de Coalición Canaria a pesar de ser del PP. Recientemente fue recibida por Fernando Clavijo en una reunión en la que, según las crónicas, quedó encantado con la ocurrencia de la alcaldesa de urbanizar con camas turísticas los barrancos deteriorados por la extracción ilegal de áridos durante décadas. Y dos piedras.