Mientras en el Parlamento de Canarias se hablaba de seguridad y se pretendía hacer creer a la ciudadanía que hay que crear la policía canaria para que esto sea Jauja, en Gran Canaria la Guardia Civil se apuntaba un par de nuevos éxitos policiales al detener a los presuntos autores de dos crímenes muy sonados, los ocurridos, respectivamente, en Gáldar y en La Aldea. En el caso del primero de ellos, aún sin haber sido identificado plenamente el cadáver, la Benemérita ya había conseguido producir esa detención. Los mensajes alarmistas quedaron de inmediato aplacados a la espera de que ocurra otro crimen (¿cuándo han dejado de ocurrir?) y vuelvan a sonar las trompetas de la Apocalipsis.