Aciaga edición la que les ofrecemos este martes en este periódico. Entre lo del marido de la secretaria, los desplantes del Gobierno al ministro del Interior, las cosas que tiene el marqués para hacer felices a sus súbditos y la nueva alerta de ventoleras, casi dan ganas de pedir una excedencia. Pero queremos llamarles la atención sobre una noticia nuestra que tiene que ver con la crisis eléctrica, o mejor, con los intentos del Gobierno canario de evitar otro episodio como el del 27 de noviembre, cuando Tenerife empezó a sufrir un apagón que da hasta vergüenza recordarlo. La contratación de una UTE llena de incompatibilidades para asesorar en la redacción de la Ley Canaria de la Energía es para que se vuelvan a encender las alarmas del exquisito desequilibrio. Dicen las malas lenguas electrificadas que la presencia de Benicio Alonso, asesor de Unelco y tinerfeño de pro, garantiza que no se vuelvan a caer las líneas en esa isla. Ya ven, hemos encontrado una justificación sin proponérnoslo.