Salvo que a Juan Carlos Alemán lo designen secretario de Estado o similar, el líder de los socialistas canarios se enfrenta estos días a uno de sus mayores retos políticos. No sólo porque tiene en sus manos administrar sabiamente una crisis en el Gobierno de Canarias inducida por un éxito electoral nacional de su partido, sino también y sobre todo, porque los votantes socialistas miran para él reclamándole lo mismo que la gente de toda España reclama de Zapatero: “No nos falles”. Sin embargo, a diferencia de ZP, a Alemán sí se le puede pedir tranquilamente que cambie después del resultado electoral del domingo, de modo que acierte plenamente en donde antaño erró su partido: designar para cargos relevantes a personas que no respondían a ese mandato legal y lógico del mérito y la capacidad.