El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El gas, ¿interés general?
La otra noticia energética de la jornada también la protagoniza el ministro canario (y español) de Industria, Energía y Turismo, que ha anunciado al mundo que por sus santos bemoles la regasificadora de Gran Canaria se instalará en Arinaga, justo en el enclave al que él se opuso mientras fue presidente del Cabildo de la isla. Sí, en dos ocasiones, al menos que tengamos contabilizadas, Soria votó a favor del rechazo de esa instalación allí por la cercanía a unos 600 metros de un núcleo poblado. Ahora que está en el ministerio y el negocio es otro, el ministro va a por todas y ha respondido al Cabildo de Gran Canaria, que ha evacuado la consulta convenientemente, que la competencia para autorizar una planta regasificadora es del ministerio, y conocedor como es de que tanto el Cabildo como los ayuntamientos del sureste se han manifestado formalmente en contra, declarará la regasificadora de interés general. Se veía venir desde que el presidente del Cabildo, ese patriota grancanario llamado José Miguel Bravo de Laguna, se plantara ante la ex consejera Margarita Ramos y de la que por entonces era su viceconsejera de Energía, Paquita Luengo, para decirles que dejaran en sus manos el Plan Territorial Especial de Hidrocarburos y que él se ocuparía de asumir el desgaste político de instalar una regasificadora en el puerto de Arinaga. A Bravo se la bufan por completo los otros dos planes territoriales que tiene pendientes su Cabildo, el de los corredores para tendidos eléctricos y el eólico. La prioridad para el señor ministro y para la empresa Enagas, en cuyo consejo ha colocado a la defenestrada (por Bravo) Rosa Rodríguez, es ese plan y autorizar ya la regasificadora, y a eso se ha puesto el presidente patriota. Nada importa que la Comisión Nacional de la Energía haya pedido al Gobierno una moratoria para los ciclos combinados (producción de electricidad en plantas térmicas que queman fuel, gas o carbón). Poco importa que esté acreditado que esas plantas hayan sido las causantes en el periodo 2010-2013 de un déficit tarifario de casi 500 millones de euros. Y poco importa que continúen relatándose casos de éxito por todo el mundo que demuestran la viabilidad y la fiabilidad de barcos y plantas regasificadoras off shore, alejados de los núcleos humanos. Importa el beneficio empresarial, que de regenerar la economía y el medio ambiente (además de la seguridad) ya se ocuparán los que vengan detrás.
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