Guinnes en la Sala de lo Contencioso

Llegados a este punto no resulta en absoluto ocioso recordar la suerte que ha corrido este conflicto entre el Ayuntamiento de Telde y el grupo Hermanos Santana Cazorla. Como les decíamos más arriba, todo empezó en 2009, cuando al alcalde Aureliano Francisco Santiago Castellano y a sus concejales se les llenó la cachimba ante el retraso de seis años en ejecutar un plan urbanístico en el barrio de Arauz. Tras el preceptivo expediente, al Junta de Gobierno resolvió prohibir a la empresa contratar con esa institución, lo que rápidamente fue recurrido por la mercantil a los juzgados de lo contencioso-administrativo, que en primera instancia denegaron la medida cautelar solicitada, esto es, suspender la prohibición para evitar perjuicios. Santana Cazorla recurrió ante la Sala, y en ella se experimentó el siguiente prodigio:

Santana Cazorla, sin embargo, no consiguió su propósito de que el ayuntamiento revisara el contrato de limpieza, que era la piedra filosofal, porque cuando fue firme la anulación de la prohibición de contratar, ya estaba consolidado el acto administrativo de la adjudicación. Pero el TSJ le terminó dando la razón en una sentencia considerad por el consistorio insustancial, sin motivación y sin la práctica de prueba solicitada, que es la que ahora debía recurrirse en amparo ante el Constitucional con la pachorra aquí comentada.