“Criterios oscuros” o “deficiente estado de la Justicia en Canarias”, o la enrevesada frase “si creyésemos que los actos del presidente esconden alguna intencionalidad, nos habríamos querellado”, pronunciadas todas ellas por Salvador Alba al periódico La Provincia, no han sido interpretadas como pacíficas por las asociaciones, colegios y colectivos judiciales canarios, que han visto un claro, animus mortificandi y un pelín de egocentrismo en la iniciativa del presidente regional de la APM. Su organización, acuciada por la necesidad de manifestarse ante la polémica, ha escogido sin embargo el camino del desmentido, en lugar de la matización o, en un gesto que ahora mismo estaríamos aplaudiendo, el de las disculpas. Es más, para que la altanería no quedara en tibieza, el comunicado dado a conocer este jueves contiene un tirón de orejas a los medios informativos, que venimos siendo finalmente los culpables de los excesos verbales ajenos: “No compartimos la sesgada interpretación ni los calificativos que a raíz de ese escrito [de queja] se han vertido en los diferentes medios de comunicación, de los que no somos responsables y que rechazamos abiertamente”. Nos queda la duda del destinatario de ese reproche: ¿acaso El Mundo, que lo utilizó a su antojo para la conspiranoica del Soriagate? Porque nuestras críticas han coincidido con las de todas las asociaciones y colectivos judiciales. Y de no haberlo hecho, son nuestras e intransferibles, discutibles pero respetables.