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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

La entrevista más atrevida de Paulino

José Manuel Soria saluda a Paulino Rivero en el Parlamento de Canarias durante 2010.

A pesar de dirigir al mundo una pastoral cada domingo desde su blog, es difícil encontrar a Paulino Rivero mojándose tanto como hizo este lunes en la entrevista que le publicó El Mundo. Y eso que la entrevistadora no es lo más avispado que tiene el periodismo patrio, y quizá por falta de espacio o por sus propias limitaciones, no supo repreguntar al presidente canario ante respuestas que merecían un poco más de exprimidera. Esther Esteban, sí, entrevistó a Paulino Rivero en Madrid, y le preguntó por asuntos de candente actualidad, de esos que preocupan mucho en la capital del Reino, y de paso por algunos otros que inquietan en la periferia. Rivero no rehuyó ninguno, por lo que puede colegirse, incluso llegó un poco más allá de lo que habitualmente se espera de él. Por ejemplo, no demonizó a Artur Mas pese a no compartir con él el proceso independentista. Casi se diría que en ese pulso entre Cataluña y Madrid culpó más a Rajoy que al president, y abrazó con reiteración la solución que propugna Alfredo Pérez Rubalcaba de una reforma “inteligente” de la Constitución para transformar el Estado autonómico en un Estado federal. “Aznar supo pactar con los nacionalistas y neutralizar la influencia de la parte más derechosa del PP, pero Rajoy (...) se deja arrastrar con facilidad por el ala más dura. Y se equivoca”. Partidario del Estado federal “con el reconocimiento de determinados hechos singulares, rechaza que a Canarias se le trate ”como a una colonia del siglo pasado“. Sin embargo, y pese a esos lances, Rivero se deslizó por la punta de Anaga cuando la periodista quiso que se definiera ideológicamente: apuesta por la economía de libre mercado con control de los sectores estratégicos, con un compromiso social con la igualdad de oportunidades. Vamos, nuestro Helmut Smidt de El Sauzal.

Una de cal y otra de arena con la corrupción

A Rajoy le hizo un par de reproches el presidente canario en su entrevista con El Mundo. Y no solo por el petróleo, donde enfangó expresamente a José Manuel Soria por “defender los intereses particulares de Repsol”. Al presidente de España le restregó también la mala financiación que tienen las comunidades autónomas y su inveterada manía de meter en la nevera los problemas a la espera de que se congelen. Por su culpa, la de Rajoy y la de una mayoría absoluta que “se le está atragantando”, están creciendo los nacionalismos; y sin el diálogo, se enquistan los sentimientos de “engaño” latentes en nacionalidades como la catalana. Irreductible con el affaire petrolero, Paulino Rivero dice en esta entrevista que las prospecciones marroquíes le infunden más seguridad ambiental que las españolas, simplemente porque las de Repsol se van a hacer a una profundidad que situó en los 3.000 metros. La única coincidencia que el presidente canario mostró con el PP es la del enfoque de la corrupción: coincide con la teoría de la conspiración, que perjudica a determinados presuntos corruptos porque “parte de la Policía y de la Justicia” está condicionada “por decisiones políticas”. En esa verdad propia basa su rechazo a que los imputados sean descabalgados de sus cargos en lo que logran demostrar su inocencia. Sin embargo, Rivero es partidario de que desaparezcan los aforamientos de altos cargos: “Los que estamos en política tenemos que tener las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos”. Lo tiene fácil porque el PSOE canario parece dispuesto a lo mismo. Solo hay que meter esa modificación en el nuevo Estatuto de Autonomía y esperar a ver qué hace el PP. Otra cosa es que sea su propio partido el que se oponga, que ésa es otra.

Toni Canto: “Porque no”

Resulta muy fácil imaginarse a Tony Cantó con poder. Es el prototipo de político crítico con la política que se transformaría en la peor caricatura de sí mismo si las urnas le fueran más propicias y pasara a ejercer la autoridad de un modo ejecutivo. Su paso este lunes por Las Palmas de Gran Canaria vino a demostrar una vez más la escasa calidad democrática que tienen algunos de los dirigentes de UPyD, el partido de Rosa Díaz. Calidad democrática que había quedado en muy buen lugar con la reciente visita que giró la también diputada Irene Lozano, con mucha más hechura y conciencia de lo que es un servidor público. Puede que el actor levantino tenga madera para la política, pero habrá de decaparlo aún un poco más para ver qué da de sí y qué calidad atesora. Sus respuestas a los periodistas sobre las prospecciones petrolíferas y el referéndum que reclama el Gobierno canario fueron desconcertantes, a la par que fofas:

- Oiga, ¿por qué no le gusta la consulta?

- “Porque no”.

- Diga algo más, hombre, que hemos venido hasta aquí para impregnarnos de su sabiduría política.

- “No podemos estar haciendo un referéndum en nuestro país cada mes por cada cosa”

- Señor Cantó, que el referéndum sobre el salario mínimo fue en Suiza, no en España

- Siguiente pregunta

Con esos mimbres es muy difícil creer que el partido de la señora Díez pueda ser alternativa a nada, o en el mejor de los casos, una ilusión de que, fenecido el bipartidismo, pueda llegar algo más que no sea folclor. Porque si a Cantó lo sacamos de cañas con el candidato canario en la lista europea de UPyD, podemos componer un verdadero manual del disparate. Miguel Ángel González, que así se llama, llegó a mostrarse partidario en una entrevista radiofónica de comprar a un político siempre que de tal operación resultara un beneficio propio. Por ejemplo, una recalificación urbanística. Hay un audio memorable circulando por Internet.

La alcaldesa y Spar

Ha resultado ser un auténtico bulo, a la espera de una calificación jurídica más solvente, la presunta carta que la alcaldesa de Güímar, Carmen Luisa Castro, del PP, firmó pidiendo a la cadena Spar que enchufara a nueve paisanos en el nuevo supermercado que piensa abrir en el Puertito de Güímar. No nos la colaron el sábado, cuando nos llegó la burda fotografía que circulaba por WhatsApp, ni lo creímos posteriormente cuando algunos diarios madrileños cayeron en la trampa sin hacer la menor comprobación. Bastaba con analizar el cuerpo del delito: la carta no llevaba destinatario alguno, y aunque aparecía firmada por la alcaldesa junto al sello del Ayuntamiento, parecía de locos que alguien en su sano juicio pudiera hacer algo así. Además, la procedencia de la filtración obligaba a la más básica de las comprobaciones: a El Diario.es llegó de la mano del portavoz socialista en ese municipio, el ex alcalde Rafael Yanes, con el que inmediatamente hablamos para conocer de él que no ponía la mano en el fuego por la autenticidad del documento que él mismo había enviado. La segunda sospecha era que se filtrara a los medios de Madrid puenteando a los de Canarias, quizás más ignorantes aquellos de la idiosincrasia que gastan algunos. A la espera de que un juzgado lo aclare todo, más verosímil parece la decisión de la alcaldesa de denunciar los hechos ante la autoridad competente. De ser culpable del presunto tráfico de influencias, no se atrevería, además, a arriesgarse al delito de denuncia falsa. Porque hasta el momento, la señora Castro es la única que ha dado el conveniente paso de judicializar el asunto, lo que nos lleva a preguntarnos por qué no lo hicieron los que desde el minuto uno sospecharon de una cacicada así. Quedamos, como siempre, a la espera de las investigaciones.

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