La víctima de esta enorme componenda no es otra que el pueblo de Lanzarote, que vuelve a presenciar cómo sus políticos se pasan por el forro de sus caprichos el interés general y el futuro de la isla a mayor gloria de sus intereses personales y de los poderosos a quienes representan y obedecen. Les importa un pimiento la corrupción, la penosa imagen que algunos de los censurantes están ofreciendo a la ciudadanía y destrozar todavía más una isla que demasiado pronto dio la espalda a la filosofía de César Manrique. Políticamente, el momentáneo damnificado es el PSOE, que se verá obligado a perder cuotas de poder institucional a cambio de poder presumir que su pecado ha sido denunciar la corrupción de los de siempre. La primera en abandonar obligada por una censura cargada de sospechas será la presidenta del Cabildo, Manuela Armas, que estará el martes por la noche en el 59 Segundos de Televisión Española en Canarias.