Mientras crece la polémica en torno a la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y los intentos del juez Baltasar Garzón de conocer el paradero de miles de asesinados durante la Guerra Civil española, en Las Palmas de Gran Canaria se produjo este viernes la recuperación para la memoria colectiva de un fusilado por el régimen golpista. Se llama Alberto Hernández, y fue el último jefe de la Guardia Municipal que tuvo ese cuerpo antes de que los franquistas lo tomaran al asalto. Hernández se empeñó en mantener la legalidad y oponerse al golpe de estado, lo que le reportó que le abrieran un expediente sumarísimo y lo acabaran fusilando en La Isleta el 3 de octubre del 36. Ahora, 72 años después, la figura de ese jefe de la Guardia Municipal se ha recuperado gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de concederle la Medalla de Oro de la Policía Local.