Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

La misma televisión de Coalición Canaria

El expresidente del Consejo Rector de RTVC, Santiago Negrín.

Carlos Sosa

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A veces resulta muy complicado recordar qué hubo en Canarias antes de Coalición Canaria. La memoria se pierde en una especie de agujero negro donde aparecen revueltos los mismos líderes nacionalistas militando en otros partidos políticos y sus adversarios, atolondrados víctimas de sus manejos, sin saber a qué atenerse. Cuando se vuelve a hacer la luz, los mismos adversarios siguen desnortados mientras los de Coalición Canaria aparecen de nuevo en la poltrona mirando con desdén a quienes les preguntan qué extraño fenómeno ha operado para que todo se haya vuelto del revés menos sus altaneros rostros.

Todos son inocentes en Coalición Canaria menos los que estaban antes, es decir, menos los de Coalición Canaria que han sido sustituidos por Coalición Canaria. No es que parezca un bucle infernal, es que realmente lo es.

En una nueva demostración de que la desfachatez es cualidad imprescindible en el partido que gobierna este Archipiélago desde principios de los noventa, este martes hemos oído a dos de sus portavoces hacer acto de contrición por la gestión de Radio Televisión Canaria entre los años 2011 a 2013. Y se preguntarán ustedes por qué solamente en esos tres años concretos y no en toda la historia del ente público. Pues sencillamente porque fue ese periodo, nada más y nada menos que ese periodo, el que fue analizado en un informe de la Audiencia de Cuentas que se presentó este martes ante el Parlamento regional.

La diputada Guadalupe González Taño y el portavoz de CC en la Cámara, José Miguel Ruano, casi se echan a llorar en ese extremo acto de autocrítica, como queriendo delimitar exactamente a ese exiguo periodo toda la responsabilidad que pesa sobre ellos y sobre su partido en la gestión completa de RTVC, desde su fundación hasta la fecha.

En realidad lo que González Taño y Ruano hacían era aplicar a la realidad esa espesa pomada que todo lo cubre consistente en echarle el muerto a otro partido que no aparenta ser el suyo. Es verdad que quien presidía el Gobierno de Canarias cuando se nombró a Willy García era Paulino Rivero, pero era José Miguel Barragán, el mismo que viste y calza en estos momentos y que se sienta en el Consejo de Gobierno cerca de Fernando Clavijo, el que desde entonces movía los hilos del partido.

Fueron Barragán y Clavijo los que, tras la caída de García, colocaron al frente del invento a Santiago Negrín, cuya gestión ha sido aún peor que la de su antecesor. No solo contrató a las mismas productoras consideradas sospechosas por su amistad con el principal encartado, sino que se han utilizado las mismas modalidades de contrato que están siendo investigadas por una jueza de Santa Cruz de Tenerife.

Durante la etapa de Negrín, además, se han producido los acontecimientos más grotescos que se recuerdan en torno a un concurso para los servicios informativos que terminó en los juzgados, tanto por la vía administrativa como por la penal, sin que a día de hoy sepamos con exactitud qué es lo que va a pasar después de que la licitación quedara resuelta con una oferta ganadora sin que se le haya podido poner delante el contrato que le corresponde. Ni si se va a convocar nuevo concurso, si los trabajadores de la antigua concesionaria volverán a la esfera privada o seguirán siendo públicos, o si realmente la solución de emergencia encontrada es más barata, más cara o más chiripitifláutica que la que regía antes de que desde Presidencia se diera el grito de devastación.

Pero si Negrín contrató con las mismas productoras y con el mismo modelo de contrato que Willy García, todo ello muy criticado en los informes de la Audiencia de Cuentas de Canarias, ¿qué decir de lo que está haciendo el ahora administrador único de RTVC, José Carlos Naranjo Sintes, casualmente autor de esos dictámenes del órgano fiscalizador canario tachados de flojos?

Naranjo Sintes está haciendo exactamente lo mismo, y en algunos casos con algunos ingredientes todavía más rocambolescos. Como lo ocurrido en Fuerteventura al intentar contratar a la productora local que ha de asistir a los servicios informativos, ahora en las manos directas del ente público. Si inicialmente ganó una oferta que presentaba un precio un 25% más económico que su directo adversario, una sacudida nacionalista hizo que el administrador único tuviera que regresar al antiguo prestatario del servicio. La razón, una cláusula de la convocatoria que poco más o menos viene a decir que solo pueden ocuparse de ese servicio quienes se habían ocupado con anterioridad de ese servicio. Carne de tribunales.

Tendremos que esperar otros cinco años para que la Coalición Canaria de hoy perezca a manos de la Coalición Canaria de anteayer. Siempre será la misma.

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